En Vitoria-Gasteiz, el régimen fascista quiso aislar en los años 50 a la clase trabajadora que emigraba desde distintos puntos del Estado español habilitando un lugar para ella lejos del resto de habitantes de la ciudad, lejos de esa sociedad clasista, pura y militar de la época. Los obreros y obreras terminaron comprendiendo su situación, tomaron conciencia y comenzaron a plantar cara a los abusos y a las injusticias que se cometían en su contra. Lo llamaron "Un mundo mejor". Errekaleor empezaba su historia.

A finales de los años 50 del pasado siglo, las autoridades franquistas idearon en Vitoria-Gastéiz la construcción de zonas más o menos alejadas del casco antiguo para dar cobijo a las numerosas personas que llegaban a la ciudad, procedentes sobre todo de Andalucía, Extremadura y Galicia, para trabajar en el sector de la siderurgia.

A finales de los años 50 del pasado siglo, las autoridades franquistas idearon en Vitoria-Gastéiz la construcción de zonas más o menos alejadas del casco antiguo para dar cobijo a las numerosas personas que llegaban a la ciudad, procedentes sobre todo de Andalucía, Extremadura y Galicia, para trabajar en el sector de la siderurgia.

Era importante que las zonas más nobles de la ciudad estuvieran bien diferenciadas de aquellas otras en las que empezaban a establecerse grupos y familias de la clase trabajadora. Así fue como se levantó Errekaleor, un complejo residencial rodeado de extensas tierras de cultivo y conformado por 192 viviendas que albergarían a 1200 personas aproximadamente. Quienes nacieron y crecieron en él lo denominaban «Un mundo mejor» y adaptaron el barrio a sus propias necesidades, construyendo y habilitando por ellas mismas espacios para sus actividades.

La conciencia obrera, el sentimiento de pertenecer a una clase social como la trabajadora, ha sido siempre la seña de identidad de las vecinas de este barrio que fue construido a propósito para alejar a personas con una determinada forma de pensar. Por eso no es extraño que uno de los asesinados en los acontecimientos de Vitoria del 3 de marzo de 1976, Romualdo Barroso de tan solo 19 años, viviera en este barrio. Y por eso, desde siempre, en Errekaleor se ha mantenido viva la memoria histórica de aquellos sucesos.

Con el paso de los años, a finales del siglo XX, algunas de aquellas primeras familias deciden mudarse del barrio a zonas más céntricas de la ciudad. En el año 2002, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz gobernado por el PP, decide darle otra «utilidad» a los terrenos en los que se levanta Errekaleor. Alfonso Alonso (PP) idea derribar el barrio para levantar viviendas de lujo en la misma zona pero su proyecto se estanca cuando llega la crisis. De manera paralela las vecinas de Errekaleor se organizan y crean una plataforma para defender su barrio de las especulaciones urbanísticas: Errekaleor Bizirik (Errekaleor Vivo).

Desde el año 2002 a la actualidad han pasado tres legislaturas con tres alcaldes diferentes, dos del Partido Popular y el actual, Gorka Urtaran, del PNV. Todos han coincidido en que el barrio debe desaparecer y para ello hay que desalojarlo. Por eso el Ayuntamiento de Vitoria ha intentado convencer a las familias que quedaban ofreciéndoles otras «alternativas» como pisos de VPO de 55 metros cuadrados a cambio de abandonar sus casas en Errekaleor. Algunas aceptaron pero otras, en concreto 22 familias,  se resisten a salir de su hogar y permanecen en sus viviendas. El consistorio, viendo que las familias se niegan a marcharse, decide ir abandonando el barrio poco a poco, dejando de prestar servicios esenciales como el transporte o el mantenimiento de los edificios. Como resultado de este abandono intencionado, Errekaleor comienza a deteriorarse considerablemente.

En 2012 el movimiento estudiantil de la ciudad comienza a analizar la situación económica de decenas de estudiantes, que cada vez son más precarios y precarias, y tienen más complicado acceder a una vivienda digna sin haber terminado una formación que les garantice una oportunidad para ganarse la vida. Un grupo de 10 jóvenes descubren las viviendas vacías de Errekaleor. Hablan con las vecinas que todavía quedan allí y les proponen un proyecto de rehabilitación del barrio a cambio de poder vivir en él. Las propias vecinas aceptan y les entregan las llaves de algunas casas el 3 de septiembre de 2013. Es así como Errekaleor se convierte en un proyecto alternativo al actual sistema, llevado a cabo por una generación muy joven y cuyo objetivo principal es acabar con cualquier intento de especulación urbanística de políticos y empresarios.

Esta situación no ha pasado desapercibida para los más poderosos. Errekaleor lleva demostrando desde hace años que la autogestión funciona. Sus vecinas explican que intentan vivir de manera coherente: «Hacemos nuestro propio pan, tenemos gallinas y cultivamos nuestros propios huertos, además intentamos conseguir más productos relacionándonos con agricultores que viven cerca de nuestras casas. Empezamos a arreglar las viviendas, a darle vida al barrio que era gris. Esto no lo pudo soportar el Ayuntamiento que no dudó en denunciar a los primeros 10 jóvenes.  Pero la justicia terminó dándoles la razón y ahora el proceso judicial se encuentra estancado tras haber sido recurrido por el consistorio de Vitoria en el Tribunal Supremo. Quizás el TS falle ahora a favor del Ayuntamiento de Vitoria pero nosotras continuamos y continuaremos resistiendo y ganando tiempo, algo que en Errekaleor es muy valioso».

La última acción del consistorio de la ciudad contra los habitantes de Errekaleor tuvo lugar el pasado 18 de mayo. Gorka Urtaran decide mandar a operarios de Iberdrola, escoltados por la policía local, al barrio para que corten el suministro eléctrico de la zona. Las vecinas y vecinos terminan enfrentándose a los agentes y logran a través de una cadena humana impedir que los operarios suspendan la electricidad de otros bloques ocupados. La represión contra ellas fue desproporcionada, algo que el alcalde del PNV niega y justifica constantemente alegando que en Errekaleor no se puede vivir, que estas familias duermen en infraviviendas y que es necesario que las desalojen por seguridad. Pero la decisión de Urtaran obtuvo una reacción contraria de su pueblo. Numerosos colectivos sociales y grupos jóvenes apoyaron en una gran manifestación el pasado 3 de junio de 2017 la labor que la gente de Errekaleor está realizando en este espacio autogestionado.

A pesar de que en Errekaleor viven alrededor de 150 personas, el proyecto que se ha puesto en marcha y es imparable aglutina a muchas más: «Buscamos ser una alternativa a este sistema heteropatriarcal. Queremos un espacio feminista, en el que exista una cultura libre y que esté basado en el apoyo mutuo donde cuidemos y seamos cuidadas y cuidados. Tenemos un huerto que cada vez es más grande, hacemos nuestro pan, tenemos radio, cine, teatro, una biblioteca, una guardería, una tienda de intercambio de objetos y ropa, un grupo de costura, imprenta, etc. Ahora nos hemos organizado a través de la Asamblea General, que se reúne cada 15 días, y en grupos de trabajo que operan dentro y fuera del barrio. En breve llegarán más personas para vivir con nosotras».

Las miras de futuro de la gente de Errekaleor pasa por continuar resistiendo a todos los embistes que la clase política coordina desde las Administraciones. Algo curioso que los habitantes de Errekaleor señalan es el cambio de actitud que el actual primer edil, Gorka Urtaran (PNV) ha experimentado desde que llegó a la alcaldía de la ciudad. Mientras era un concejal de la oposición, cuando gobernaba Javier Maroto (PP), Urtaran se paseaba por Errekaleor alabando las maravillas que sus vecinas venían haciendo en el mismo. En la actualidad, una vez que ha tocado poder, ve las cosas de otra manera y se ha obsesionado con la seguridad de sus habitantes. Repite una y otra vez que  estas personas no pueden vivir allí en las condiciones que lo hacen. Sin embargo, los habitantes de Errekaleor, cansadas de escuchar las ocurrencias de su alcalde, han elaborado un vídeo en el que enseñan al resto del mundo cómo es su día a día. No solo no se puede vivir en Errkaleor sino que además han demostrado que son capaces de poner en marcha una alternativa real de convivencia al margen del propio consistorio que no duda en darles la espalda como vecinas y vecinos de Vitoria. Evidentemente un barrio tiene más complicado seguir sobreviviendo si su alcalde decide una mañana cortar el suministro eléctrico a las familias que allí viven. Esto es lo que hace más inseguro el barrio y no que un grupo de jóvenes estén rehabilitando sus casas y cuidando la zona convirtiéndola en un espacio lleno de vida y participación.

Gorka Urtaran, alcalde de Vitoria, defiende un modelo de ciudad en la que no tiene cabida barrios como Errekaleor, barrios autogestionados e independientes… barrios peligrosos para el sistema. Errekaleor por su parte lo tiene claro. No habrá pacto, solo resistencia.

Macarena Amores García


Fuente: Macarena Amores García