Un acto en Madrid rinde homenaje a los dos militantes libertarios, ejecutados en el verano de 1963 acusados de haber causado dos explosiones en Madrid. Otro comando de Defensa Interior reconoció, años después, haber perpetrado el ataque.

 

 

MADRID.- Es el 16 de agosto de 1963. Un jovencísimo Manuel Fraga Iribarne se sienta en el Consejo de Ministros como ministro de Información y Turismo. Es la joven promesa del régimen de Franco. Es listo. Parece moderado y brinda aires de modernidad a un régimen que nació caduco. Sobre la mesa hay dos penas de muerte. Francisco Granado y Joaquín Delgado. El Consejo de Ministros, con Fraga Iribarne incluido, da el ‘enterado’ sin mayor problema.Horas después, Granado y Delgado son ejecutados mediante garrote vil. Es el 17 de agosto de 1963.

MADRID.- Es el 16 de agosto de 1963. Un jovencísimo Manuel Fraga Iribarne se sienta en el Consejo de Ministros como ministro de Información y Turismo. Es la joven promesa del régimen de Franco. Es listo. Parece moderado y brinda aires de modernidad a un régimen que nació caduco. Sobre la mesa hay dos penas de muerte. Francisco Granado y Joaquín Delgado. El Consejo de Ministros, con Fraga Iribarne incluido, da el ‘enterado’ sin mayor problema.Horas después, Granado y Delgado son ejecutados mediante garrote vil. Es el 17 de agosto de 1963.

Cincuenta y tres años después, los nombres de Granado y Delgado serán marginados de los libros de historia que, por contra, calificarán a Fraga de padre de la democracia y una sala del Congreso le rendirá homenaje. Quizá para luchar contra tal contradicción una veintena de organizaciones se reunió ayer, por el viernes, en Madrid para rendir homenaje a estos dos hombres en un acto que estuvo presentado por los actores Carlos Olalla y Ana Otero. «Estamos aquí también para exigir justicia. La que les negaron en 1963 y las que siguen sufriendo hoy las víctimas de la dictadura», denunció Olalla desde el escenario.

 

El coro Entredos cierra el acto de homenaje a Delgado y Granado./ @SOSCARABANCHEL

Granado y Delgado habían sido acusados de colocar artefactos explosivos el 29 de julio de 1963 tanto en la Sección de Pasaportes de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol, que había provocado heridas a 20 personas, como en la Delegación Nacional de Sindicatos. En el momento de la detención Granado poseía una maleta con explosivos .Se declararon inocentes. La maleta estaba intacta. Ante el Consejo de Guerra y también ante el sacerdote que los acompañó al garrote vil. Los detenidos sólo se confesaron culpables al sexto día de salvajes torturas.

El Consejo Ibérico de Liberación, uno de los nombres que utilizaba el grupo anarquista Defensa Interior (creado por CNT, FIJL y FAI), reconoció la autoría de los ataques, pero aseguró que los autores habían sido otras personas. La misma organización haría público posteriormente que Granado estaba en Madrid para transportar una maleta con explosivos para un posterior ataque contra el dictador Francisco Franco. Delgado, por su parte, había sido enviado desde París para informar a Granado de que la operación debía ser suspendida. El 31 de julio a las 16 horas serían detenidos por la policía. 17 días después todo había terminado.

«Sólo quiero que la justicia reconozca que mató a dos inocentes», explicó en 1997 la viuda de Granado

La verdad se conocería más de 30 años después. El documental Un crimen legal, de Lala Gomà y Xavier Muntanyà, emitido en 1996 en el canal francés Arte daría a conocer los nombres de los verdaderos atacantes: Sergio Hernández y Antonio Martín. Así lo reconocía el segundo de ellos ante las cámaras:

«Él [Sergio H.] se marchó para la frontera y yo me quedé en Madrid. Tuve la sorpresa verdaderamente profunda de que habían arrestado a dos compañeros y que les habían inculpado por un hecho que no habían hecho. Fuimos nosotros los que lo hicimos. Habíamos ido a hacer ruido y estando allí los habían acusado… No los conocíamos. Y no sólo los acusaban.. sino que querían matarlos… Para mi fue algo que…. No puedo contar…»

«Mató a dos inocentes»

«Sólo quiero que la justicia reconozca que mató a dos inocentes», explicó en 1997 la viuda de Granado, Pilar Vaquerizo, que inició un proceso legal que le llevó por el Tribunal Supremo y el Constitucional para conseguir la anulación de las sentencias. No tuvo éxito. A pesar de estos nuevos testimonios, la Justicia rechazó la revisión del juicio y la anulación de la sentencia. Vaquerizo tampoco pudo recibir indemnización alguna del Estado porque su marido sólo había estado 17 días en la cárcel y la normativa española establece en tres años el mínimo de permanencia en prisión para obtener indemnizaciones.

«Fraga rechazó intervenir. Él estuvo en el Consejo de Ministros pero no quiso responder nuestras preguntas», recuerda Gomà

Octavio Alberola, que había sido el coordinador de Defensa Interior durante aquel ataque, también declaró ante la Justicia. Describió cómo la misión que había encomendado a Granado era que «recogiera una maleta con explosivos» y que «después se la entregara a otro compañero que realizaría el atentado». «Esa era la razón por la que estaba en Madrid desde mayo del 63», explicó. Alberola.

Lala Gomà, directora del documental Un crimen legal, recordaba ayer, por el viernes, la investigación que dio pie al documental: «Fraga rechazó intervenir. Él estuvo en el Consejo de Ministros pero no quiso responder nuestras preguntas. Tuvimos acceso al sumario y ahí estaba todo. (…) Podíamos documentar de una manera rigurosa lo que había pasado y demostrar que eran inocentes».

40 explosiones

Entre mayo de 1962 hasta junio de 1963 Defensa Interior colocó cerca de 40 explosivos en España y en diferentes puntos de Europa. Tomás Ibañez, líder histórico de la CNT, señala que «sin provocar daño personal alguno salvo los heridos de la explosión en la Dirección General de Seguridad, que fue un error del sistema de detonación».

Delgado, de hecho, participó en una explosión en Franckfurt apenas un mes y medio antes. «En 14 meses se prepararon 40 acciones, dos atentados (fallidos) contra Franco y se secuestró a un vice cónsul en Milan para evitar la muerte de Jordi Conill, detenido en septiembre de 1962. Tras unos años aletargado, el movimiento libertario experimentaba un fuertísimo impulso que suponía un desafío que el régimen no podía tolerar. Y ahí sacó sus terribles garras», recuerda Ibañez.

El doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid Julián Vadillo señala desde el escenario que la lucha de Delgado y Granado fue el ejercicio «del derecho a la resistencia contra un tirano» porque «eliminar a un tirano era la razón de ser del movimiento libertario». «Hay que reconocer al anarquismo la labor de resistencia que nunca se le ha reconocido. Tampoco se puede olvidar que la jornada de 8 horas se consiguió con una huelga impulsada por la CNT y que en la oposición al franquismo el movimiento libertario siempre estuvo presente», señala.

Una resistencia libertaria que no sólo tuvo rostro masculino. Mujeres como Julia Hermosilla, Sara Berenguer, Paquita Roma y Alicia Mur lucharon desde el movimiento libertario contra la dictadura aunque sus nombres sean hoy desconocidos, tal y como recordó ayer Laura Vicente Villanueva, doctora en Historia por la Universidad de Zaragoza, durante su intervención en el homenaje.

Videos de Carlos Melchor del acto:

Público/ALEJANDRO TORRÚS

http://www.publico.es/politica/granados-y-delgado-garrote-vil.html

http://memorialibertaria.org/node/2114


Fuente: Público