Comunicado ante la muerte de un profesor del Instituto Joan Fuster

Nuestra solidaridad con el profesorado, las familias y el alumnado afectado y el sentimiento de luto compartido ante todo.

También un sentimiento de rabia porque algo se ha acabado de romper en la educación de nuestro país.

Nuestra solidaridad con el profesorado, las familias y el alumnado afectado y el sentimiento de luto compartido ante todo.

También un sentimiento de rabia porque algo se ha acabado de romper en la educación de nuestro país.

En una realidad social golpeada por la crisis donde se han agravado problemas no sólo económicos sino también sociales, estos entran por la puerta de escuelas e institutos cada mañana. Los centros educativos no somos islas –ni nunca lo hemos sido-, sino que estamos inmersos en el clima de tensión social que se vive. Los gobiernos de turno, central o catalán, no dan respuesta a esta problemática social, sino que, al contrario, dicen que lo peor ha pasado y miran hacia otro lado.

Pero además, con sus políticas educativas, también impiden que los centros puedan apaciguar estas tensiones. Reducciones en los Equipos De Atención Pedagógica, en los psicopedagogos y departamentos de orientación, en las Unidades de Apoyo a la Educación Especial (USEE)… Reducciones en los tiempos para establecer diálogos con alumnos y familias por parte de profesorado sobrecargándolo de horario lectivo, supresión de refuerzos y atención individualizada, incremento de ratios… todo para reducir plantillas. Instrucciones –más o menos explícitas- desde hace tres años del Departamento de Enseñanza a los equipos que tienen que diagnosticar alumnos con alguna problemática, que no elaboren otros dictámenes que los del alumnado que se tiene que derivar a las Unidades de Educación Compartida (UECs) y/o a las Unidades de Apoyo a la Educación Especial (USEE), desaparición de programas de formación… Son estas políticas las que han acabado de romper hoy la convivencia en nuestras escuelas, las que los gobiernos justificaban diciendo que «Con menos haremos más” y que ponen en riesgo la integridad física del alumnado y la del profesorado o de cualquier miembro de la comunidad educativa.

Que no quieran eludir las responsabilidades hablando de “seguridad” o de “seleccionar alumnado”. Los centros no tienen que ser prisiones y tienen que poder garantizar el derecho universal en la educación: tienen que ser espacio de convivencia y aprendizaje. Y para serlo, hacen falta unos medios que los Gobiernos nos niegan.

Por eso, esperamos acordar en breve una fecha para hacer patente esta indignación ante el Gobierno que es quien tiene en sus manos el poder de devolver a los centros educativos los recursos humanos y materiales necesarios para recuperar la convivencia. El esfuerzo de los profesionales va por delante, y hoy, una vez más ha quedado demostrado.

Barcelona, 20 de abril de 2015

Federació d´Ensenyament de CGT Catalunya


Fuente: Federació d´Ensenyament de CGT Catalunya