Todo vale en las cocinas hospitalarias privatizadas, para irse por las ramas y no entrar al meollo del asunto. Con el cambio en los principales puestos de gestión en el Complejo Hospitalario de Navarra, se trató de abordar la problemática diaria con la empresa adjudicataria, Mediterránea de Catering, desde el “buenrollismo” y la ingenuidad.
Nos daban a entender que todo se reducía a fallos en la comunicación por lo que era necesario contratar un recurso privado extra, un moderno equipo de “coaching”, para mediar entre las partes, motivar profesionalmente y estimular la obtención de objetivos.
Nos daban a entender que todo se reducía a fallos en la comunicación por lo que era necesario contratar un recurso privado extra, un moderno equipo de “coaching”, para mediar entre las partes, motivar profesionalmente y estimular la obtención de objetivos. Este gasto añadido (unos 7000 €), además de encarecer el servicio, retrata la incapacidad del sector privado y, por contrario, los buenos resultados de la anterior gestión pública, a la contra de lo que argumentan quienes apuestan por una privatización creciente.
Saben que el problema, lo que hace que la comida sea tan mala como para que los y las médicas de la antigua Virgen del Camino no la quieran para ellas como dieta en el transcurso de sus guardias, realmente es de modelo (cocina en frío y empresa privada) y que el “coaching” será totalmente inútil. Saben que ninguna solución vendrá de éste, más allá del efecto estético y la dilatación en el tiempo del problema, para no tener que tomar ninguna medida realmente eficaz: la rescisión del contrato y la vuelta al carácter público. Claro, saben que cuanto más se dilate en el tiempo esa reversión será más difícil.
Por contra, de forma más silenciosa, para hacer valer la deseada funcionalidad de este “chiringuito” que no funciona, se emprende una actuación más perversa, basada en el amedrentamiento y presión sobre la plantilla. Se están empezando a abrir expedientes a personal celador y auxiliar de enfermería que se niega a asumir funciones nuevas que debería realizar la empresa privada. Se está amenazando del mismo modo al personal eventual con salir temporalmente de las listas de contratación. Se está responsabilizando al personal de enfermería de los errores y peligros observados en las dietas…
La colocación de cámaras de vídeo por parte de Mediterránea de Catering para controlar la forma en que se desarrolla el trabajo va en la misma línea, en echar balones fuera y situar la sospecha en la plantilla. Por desgracia, faltan esas cámaras cuando se reúnen o se encuentran responsables políticos y de la empresa, cuando la propia plantilla de Mediterránea recibe las correspondientes órdenes por parte de sus jefaturas, cuando se producen accidentes tan graves como el que supuso la lesiones vertebrales a un trabajador en el mes de marzo, aplastado por un carro…
Accidente sobre el que todavía queda mucho que aclarar, pero claro nadie propone colocar cámaras en los despachos, lugar en el que presumimos se trabaja más por determinados intereses particulares que por los generales.
En fin, cualquier cosa menos cuestionar el nuevo modelo y reconocer el error de la privatización. Poli bueno y poli malo, las dos caras de una moneda, falsa en este caso, que nos quieren colocar, como timo de toco-mocho. Como plantilla y como sociedad debemos seguir diciendo no a la privatización y perseguir la reversión de este servicio y por ende de las limpiezas, de la custodia de las historias clínicas, de los servicios informáticos, del mantenimiento de los Centros de Salud…
Con las privatizaciones, con los recortes de personal en Atención Primaria, etc, no sólo juegan con puestos de trabajo y con condiciones laborales, que bastante importante es en esta época, sino también con los recursos públicos, la salud y el bienestar de las personas usuarias, el verdadero fin de un sistema público de salud.
Jose Luis Iguaz Pernaute, CGT-Osasunbidea y Pilar López Beorlegui, Solidari-Osasunbidea.
Fuente: Jose Luis Iguaz Pernaute y Pilar López Beorlegui