El 17 de diciembre de 2012 se conmemoraba el segundo aniversario del inicio de las revueltas en Túnez. Dos años después, la población sigue en la calle manifestándose para poder conseguir una transición realmente democrática.
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi se prendía fuego públicamente a sí mismo en un acto de reivindicación y protesta contra la grave situación económica en la que Túnez estaba inmersa. Bouazizi era un joven licenciado en informática pero estaba en el paro debido a las pocas oportunidades que Túnez ofrecía. Poco imaginaba que su acto desencadenaría una avalancha de revueltas que terminaron con la huida del entonces presidente Zine Abidine Ben Ali, que gobernaba el país desde hacía 23 años bajo un régimen autoritario.
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi se prendía fuego públicamente a sí mismo en un acto de reivindicación y protesta contra la grave situación económica en la que Túnez estaba inmersa. Bouazizi era un joven licenciado en informática pero estaba en el paro debido a las pocas oportunidades que Túnez ofrecía. Poco imaginaba que su acto desencadenaría una avalancha de revueltas que terminaron con la huida del entonces presidente Zine Abidine Ben Ali, que gobernaba el país desde hacía 23 años bajo un régimen autoritario. Y es que Bouazazi sólo fue el detonante de unas causas estructurales que propiciaron las primeras manifestaciones y desencadenaron una revuelta generalizada que además sobrepasó sus fronteras y despertó la sociedad civil de todo el mundo árabe.
La campaña propagandística de Ben Alí se basaba en fomentar el desarrollo del país a través de la formación y la ocupación, pero la realidad era-y es-un elevado número de paro juvenil, un aumento constante de los precios de los alimentos y recursos energéticos y un flagrante desequilibrio entre la zona urbana y rural. A nivel político, además, Túnez se definía como un estado policial bajo un régimen dictatorial con elevados índices de corrupción y represión y un enriquecimiento de una élite. Túnez, no era el único país de la región que reunía todas estas características, así pues, ¿por qué precisamente Túnez fue el pionero de la llamada «Primavera Árabe»? En este sentido, cabe resaltar varios factores: A nivel social, la población demostró una fuerte fraternidad y empatía con Bouazizi, complementada con la pérdida del miedo a la represión. En este contexto, aparecieron actores de diversa procedencia que se solidarizaron con la causa. Sindicatos, activistas o partidos políticos por citar algunos, se unieron para hacer frente común al régimen de Ben Alí. Pero, además, hay que añadir un factor detonante como es la propagación de las redes sociales en Internet. Esta herramienta de difusión de información, capacidad de convocatoria y movilización no tiene límites y el régimen de Ben Alí se vio sobrepasado por la falta de capacidad de control de la red. De este modo, las revueltas llegaron hasta la capital y se extendieron por todo el país.
La revuelta ya era global y lo que había comenzado como unas manifestaciones aisladas y desorganizadas, poco a poco se fueron estructurando a través de sindicatos y grupos estudiantiles, al tiempo que la represión policial era cada vez más dura, tomando un cariz más violento y represivo . Por otra parte, con el objetivo de frenar la difusión de la revuelta, el régimen benalista también censuró las redes sociales de Internet. Pero la revuelta ya había calado y el pueblo tunecino estaba dispuesto a llegar hasta el final. Y el final de Ben Alí llegó el 14 de enero de 2011 cuando el Jefe del Estado Mayor fue destituido por no obedecer la orden de intervenir en las manifestaciones y el ejército se rebeló contra esta destitución. Ben Alí huyó del país y se exilió en Arabia Saudita. Los tunecinos habían visto caer su dictador pero les quedaba todavía enfrentarse a una transición incierta.
La transición está siendo marcada por la inestabilidad y se prevé larga. El gobierno de la Troika, surgido de las elecciones celebradas en octubre de 2011, está formado por el partido Ennahda-partido islamista-, el Congreso para la República-laico de centro-izquierda-y Ettakatol-socialdemócrata-. El objetivo principal de la Troika era el de redactar una Constitución y proclamar nuevas elecciones presidenciales y legislativas en el plazo de un año. Catorce meses después de la formación de la Troika, la Constitución no está preparada, no se han realizado las reformas esperadas y consecuentemente las elecciones no tienen fecha de celebración. Hoy, en Túnez, la gente sigue en la calle. Nuevamente, protestando en contra del gobierno que muchos creen que ha traicionado el espíritu de la revolución.
Un ejemplo es el último caso de las protestas en Siliana, una ciudad en el centro del país, donde el principal sindicato convocó a la población para exigir la dimisión del gobernador local. Hasta ahora, el gobernador no ha sido capaz de mejorar la situación en la región. La manifestación fue duramente reprimida por las autoridades que utilizaron gas lacrimógeno y balas de plomo. El resultado fueron 316 heridos, de los cuales 12 fueron gravemente heridos por la pérdida de un ojo. Los silianos decidieron hacer una marcha hasta la capital, con el lema: «Si él no marcha, lo haremos nosotros». Finalmente, el gobernador abandonó el cargo-sin dimitir-y ha sido sustituido.
¿Cuáles son los cambios que ha habido después de la revolución? El pesimismo reina en las calles de Túnez y la mayoría responden: ¿Cuál revolución? ¡Aquí no ha cambiado nada! Incluso, algunos se atreven a decir que antes de la revolución estaban mejor, no tanto por nostalgia sino para restablecer el orden social y político. Y es que Túnez se encuentra en una situación de estancamiento.
Túnez actualmente todavía se encuentra en un proceso revolucionario. Y es que los dos años que han pasado desde el inicio de las primeras revueltas no es tiempo suficiente para hacer madurar una democracia. La creación de una cultura democrática está siendo costosa en un país que ha vivido bajo un régimen autoritario desde su independencia de Francia. Aun así, los tunecinos aún esperan los efectos de la revuelta, aspirando a una democracia real y social. Mientras tanto, no se quedan quietos y siguen en la calle reclamando el cambio tan anhelado.
Desde un inicio, el espíritu de la revolución estaba basado en reclamar mejoras económicas y sociales, al exigir derechos civiles y políticos. Las manifestaciones reunían personas de diversos sectores e ideologías, unidas para acabar con Ben Alí. Pero hay quien dice que es más fácil hacer caer a un dictador que construir una democracia y los tunecinos ahora se enfrentan a un gran reto: Construir su propia democracia.
¿Qué papel juega la religión?
Ennahda, el partido islamista moderado, salió vencedor con el 37% de los votos en las elecciones de 2011. Las revueltas no tenían un carácter islamista sino de obtención de la dignidad, pero Ennahda representaba un partido que había estado veinte años en el exilio y los miembros del partido habían sufrido la represión de la dictadura. Tras la caída de Ben Alí, Rachid Ghanouchi, el líder del movimiento, vuelve a Túnez como símbolo de la represión y de la crítica al régimen autoritario.
Este partido, que en árabe significa Renacimiento, basa su ideología en un tendencia islamodemòcrata de conservadurismo moderado. Su objetivo principal tras la revuelta era formar un gobierno de unidad nacional negando la imposición de la Sharia-la ley islámica-aunque un sector del partido no estuviera de acuerdo. También proclama el respeto por los derechos de las mujeres que hasta la actualidad son los más modernos en el mundo árabe.
Las claves de su éxito, pues, son su carácter moderado y su simbología. No obstante, también hay que destacar el debilitamiento de la izquierda tunecina que durante los años noventa se alió con el régimen contra la amenaza islámica y sigue presente con la etiqueta de anti-islamismo a cualquier precio sin un programa político concreto. Además, cabe añadir que la Troika ha superado esta bipolaridad laica-islamista aunque actualmente, está deslegitimada a ojos de la población por su falta de operatividad en esta etapa de transición.
Por otra parte, la reaparición de los Salafistas-seguidores de los ancestros-ha generado debate en el desarrollo de la transición. Tras la caída de Ben Alí y con la obtención de la libertad de expresión, este grupo resurge en forma de violencia pero también tomando el control de ciertas Mezquitas que deberían estar bajo control del Ministerio de Asuntos Religiosos. El salafismo defiende la Sharia, no respeta el laicismo y promueve el niqab entre las mujeres. Sin embargo, en un país donde el laicismo es apreciado por la población, el salafismo es visto como una amenaza presente en la sociedad. En este sentido se establecerán estrategias para garantizar que el salafismo no influencie el futuro del país.
La mujer tunecina
Los derechos de las mujeres en Túnez tradicionalmente han sido los más avanzados en el conjunto del mundo árabe. En Túnez no existe la poligamia y hay derecho al divorcio, el índice de alfabetización es relativamente elevado, forma parte de sindicatos y del ámbito político así como del mundo laboral y existe el derecho al aborto libre. Pero las mujeres han tenido un papel muy activo en la revolución para exigir también una mejora de su condición y de esta manera han logrado tener un papel más activo en la esfera pública, al tiempo que este tema se ha puesto sobre la mesa. Y es que pese a que la situación de la mujer sea más favorable respecto a otros países de la zona, aún queda mucho camino por recorrer.
La sociedad tunecina es claramente patriarcal, los índices de violencia de género son muy elevados llegando hasta el 47% y la representación de la mujer en los diversos sectores sociales y políticos todavía es baja. La idea de la paridad de género sigue siendo motivo de debate en algunos sectores y el rol patriarcal instaurado en muchas organizaciones. Además, durante la época de Ben Alí, la mujer también fue reprimida en muchos aspectos.
El temor está en cómo evolucionará la lucha de la mujer teniendo en cuenta los movimientos islamistas presentes en el país. Sin embargo, el partido mayoritario Ennahda, declaró que apoya a las mujeres. Pero lo que realmente provocó controversia fue el anuncio del contenido del artículo 28 de la nueva Constitución que señalaba que la mujer es complementaria al hombre. Una nueva avalancha de manifestaciones encabezadas por feministas y socialistas logró cambiar el contenido del artículo sustituyendo la complementariedad por la igualdad.
Poco a poco se va avanzando en esta lucha en un país lleno de obstáculos donde la mujer ha tenido un papel fundamental en la revuelta. Sobre todo aquellas que están dentro de partidos políticos-aunque con enormes desventajas-han empezado a hacer más presión para conseguir una ciudadanía plena. Como dice Halima Jeuini, miembro de la organización Femmes Démocrates, debemos estar atentas para que en Túnez no podamos dar marcha atrás.
* Artículo de Mireia Termes desde Túnez, publicado en la revista L’Accent.
http://cgtcatalunya.cat/spip.php?article8526
Fuente: Mireia Termes