Ecologistas En Acción se congratula por el cierre definitivo y ya inapelable de la central nuclear de Garoña. Después de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) recibiera la documentación, el último capítulo de un proceso rocambolesco se salda con final feliz.

El próximo 6 de julio de 2013 será la fecha oficial de cierre de la central burgalesa, de acuerdo a una orden ministerial vigente. La clausura tendrá lugar una vez que el CSN estudie la documentación recibida y eleve al Ministerio de Industria Energía y Turismo un informe de evaluación.

El próximo 6 de julio de 2013 será la fecha oficial de cierre de la central burgalesa, de acuerdo a una orden ministerial vigente. La clausura tendrá lugar una vez que el CSN estudie la documentación recibida y eleve al Ministerio de Industria Energía y Turismo un informe de evaluación.

Todos estos trámites acaban con un rocambolesco proceso que ha dado lugar a numerosas especulaciones sobre el futuro de la central. El Gobierno, de acuerdo al programa electoral del Partido Popular, abogó por la continuidad de Garoña. Una orden Ministerial permitió a Nuclenor, empresa propietaria de la central, solicitar una prórroga de funcionamiento hasta 2019.

Pero el plazo de solicitud de prórroga venció el 6 de agosto y también lo hizo la fecha límite para presentar recurso administrativo, un mes después. Con el envío de la documentación al CSN, queda ya fuera de toda duda que Nuclenor, participada por Iberdrola y ENDESA al 50%, no buscará la prórroga.

Se cierra así el pulso que Iberdrola y ENDESA han echado al Gobierno para intentar favorecer las condiciones no solo de Garoña, sino del resto de las centrales nucleares españolas. Todas ellas se van a ver sometidas a una tasa por producción de la electricidad, por indicación directa de Bruselas, que considera que el actual mercado eléctrico español favorece esta fuente de energía. Además se verán obligadas a acometer inversiones derivadas de las pruebas de resistencia.

En el caso de Garoña debería además haberse realizado gastos adicionales por la mala situación de seguridad. No podía tampoco descartarse que en el futuro aparecieran nuevos problemas técnicos que dieran lugar a una parada de la central para reparaciones o, en el peor de los casos, a un accidente. Habría sido un verdadero escándalo político si el gobierno hubiera cedido ante la presión pública de la industria nuclear.

Ecologistas en Acción se congratula del cierre, que supone una reducción de los riesgos que sufre la población y el medio ambiente, y reclama un plan de desarrollo para la zona. La preocupación por los trabajadores y la comarca de Garoña debe ser prioritaria para las autoridades y los agentes sociales. La buena noticia del cierre se debe en última instancia a las mayores exigencias de seguridad y transparencia por parte de la sociedad, a las que debe someterse también el sector nuclear.


Fuente: Ecologistas en Acción