Si continuamos sin admitir la realidad que nos rodea, estamos perdidos; y no solo como poseedores de imperio, sino como país que pueda desempeñar un papel importante en los asuntos futuros del planeta.
Debemos descender de esa tierra de fantasía donde vivimos, y aceptar de una vez para siempre que los norteamericanos ni somos una casta especial divinamente creada para gobernar la tierra, ni somos el auto-proclamado pueblo virtuoso que nació con una extremidad más: el excepcionalismo.
Seamos honestos deshaciéndonos de esa esponja que se ha estado usando para lavarnos el cerebro, salgamos de esa ducha de mentiras sociopolíticas y entremos en esa sauna de realidad, que nos limpie cuerpo y mente hasta los poros.
Debemos descender de esa tierra de fantasía donde vivimos, y aceptar de una vez para siempre que los norteamericanos ni somos una casta especial divinamente creada para gobernar la tierra, ni somos el auto-proclamado pueblo virtuoso que nació con una extremidad más: el excepcionalismo.
Seamos honestos deshaciéndonos de esa esponja que se ha estado usando para lavarnos el cerebro, salgamos de esa ducha de mentiras sociopolíticas y entremos en esa sauna de realidad, que nos limpie cuerpo y mente hasta los poros.
Según escribo este artículo, la Casa Blanca se prepara para recibir mañana, 5 de marzo, a Benjamín Netanyahu para un tete-a-tete con Barack Obama. Un tete-a-tete que resulta apropiado con referencia a la relación que los dos países, Israel y EEUU, llevan manteniendo desde que el estado judío se forjara de tierras palestinas. Una relación que ha sido, y continúa siendo, una Santa Dualidad que hace de USRAEL dos diferentes caras de una misma moneda con justicia propia y sin responsabilidad a nadie más. Somos, o hemos llegado a ser, por lo menos para muchos en el Oriente Medio, un monstruo bicéfalo, una especie de Satán que insiste en ser Dios.
La conferencia anual del lobby judío en EEUU, AIPAC, el mas poderoso en el país y que de hecho ejerce una influencia vergonzosa en la política exterior de EEUU, este año tendrá un aumento de mas del 50 por ciento en el número de participantes, llegando a los 14.000. Y, naturalmente, las dos “cabezas” del estado Usrael, Obama y Netanyahu, aseguraran a este lobby que la política exterior norteamericana lleva el mismo paso que la israelita, no importa las locuras que Israel haga… como la de lanzar un ataque preventivo contra Irán. Esta conferencia anual de AIPAC es un ritual como lo es el encender las luces navideñas o las de Yom Kippur (Día del Perdón).
Lo que es diferente este año, acentuado por el enorme aumento en el número de participantes, son las circunstancias que rodean a esta conferencia de AIPAC dada la ascendente capacidad nuclear de Irán y el deseo de Israel de mantener su hegemonía nuclear en la región. Netanyahu trae consigo un arma que ablandará cualquier idea independiente que Obama pueda tener en este asunto critico de Irán; un arma de chantaje que pudiera poner el voto judío en Norteamérica, y aun mas importante, la influencia judía, fuera de su alcance en las próximas elecciones, y su ambición de obtener la presidencia por otros cuatro años. Después de todo, muchos son los que creen que las relaciones entre Obama y Netanyahu siguen tirantes.
A Obama no le gustará tener que formular su política bajo presión de Israel, pero no le queda otro remedio si quiere continuar habitando la Casa Blanca, y lo sabe bien. De hecho ya ha lanzado sus primeras salvas antes del ritual que todos los años reaviva la relación incestuosa entre ambos países en esa conferencia. Hace unos días, Obama dijo, para beneficio del liderazgo iraní – e Israel – que no está baladronando, lo que para muchos en EEUU implica que nos estamos preparando para otra guerra preventiva. Como ocurriera en el 2006, cuando nuestro director de música de guerra preventiva, Bush Hijo, apuntara con su batuta, por medio de Condoleezza Rice, a su próximo candidato del Eje de la Maldad: Irán.
Ambos, el gobierno civil estadounidense, no importa los colores políticos del momento (Demócratas o Republicanos), y el Pentágono, están llegando por fin a la comprensión de que su poderío militar puede bombardear al enemigo a muerte, pero es incapaz de ganar guerras o tener éxito en transmitir sus ideales a otras naciones. Lo importante en este caso es si esa comprensión afectará el acceder o no a las demandas de Netanyahu de que EEUU de su aprobación al ataque preventivo a Irán.
Poco importan todos los pros y contras de un ataque a las instalaciones nucleares de Irán, autenticas o falsas; existe una solución única a los problemas del Oriente Medio para obtener paz a largo plazo… y a esa solución solo se llega mediante negociaciones y acuerdo mutuo. No existe otra solución. Si Israel ataca a Irán, con o sin consentimiento norteamericano, el temor de Israel de un segundo holocausto no disminuirá, más bien confirmará irremediablemente que eso ocurra en un futuro que posiblemente no pase de una década. Nos olvidamos que Ahmadinejad, no importa su beligerancia verbal – muchas veces mal interpretada en su traducción – tiene menos poder en Irán que Netanyahu tiene en Israel. El poder monolítico en Irán lo tiene el clero ayatolah que gobierna un estado islámico donde el uso de armas nucleares se supone va en contra de su religión que, de ser verdad, demostraría un nivel de humanidad superior al que ejerciesen los aliados cuando según la segunda guerra mundial llegaba a su fin redujeron las ciudades alemanas a piedras y cenizas con bombas incendiarias, e hicieron el primer y único uso de bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas… y todo ello por una simple razón: ira anticristiana.
Norteamérica debe poner fin a su caracterización de naciones como villanas por el solo hecho de intereses propios. Si hay una nación en el mundo que actúa como villana, de acuerdo con el sentimiento en la mayoría del mundo, es Norteamérica. Salgamos de esta tierra de fantasía en la que hemos estado viviendo y adoptemos la realidad de lo que el mundo es más allá de nuestras fronteras.
© 2012 Ben Tanosborn – www.tanosborn.com
Fuente: Ben Tanosborn