El trabajador Ángel Peñas Villareal, de 35 años, murió el pasado domingo en lasinmediaciones del parque eólico de Guerinda, al salirse de una pista forestal el vehículo todoterrenoen el que viajaba. El suceso ocurrió el domingo por la tarde, cuando el fallecido, que trabajaba parala empresa Eron, circulaba junto a un compañero por una pista, en plena temporal de hielo y nieve,y con la importantísima misión (para su empresa) de realizar labores de mantenimiento en unaerogenerador.
Este accidente laboral también se puede atribuir a la mala suerte. De hecho, todos los accidentes llevan aparejado ese componente de infortunio, de desgracia,… pero sería volver a simplificar una cuestión que transciende y con mucho, del mero azar.
Este accidente laboral también se puede atribuir a la mala suerte. De hecho, todos los accidentes llevan aparejado ese componente de infortunio, de desgracia,… pero sería volver a simplificar una cuestión que transciende y con mucho, del mero azar. Hablamos de una salida de un trabajador en un festivo , por supuesto que por «deberes» de índole contractual con Eron (quien ordena llevar a cabo la labor), bajo unas condiciones climáticas cuando menos desaconsejables para utilizar un vehículo (el gobierno de navarra había declarado la «Alerta Naranja» por bajas temperaturas), por una red de comunicación que no llega ni a la categoría de terciaria (pista forestal),…
Y al final, volvemos al lamento de un joven trabajador muerto. Otro más. ¿Mala suerte?. ¿Cuántos muertos necesitamos para llamar a las cosas por su nombre? Por desgracia, no será ésta la última víctima del actual «mercado laboral», simplemente no puede serlo. Ya que la precariedad, la competitividad, la búsqueda desesperada del beneficio, el abaratamiento de los costes,… siempre llevan aparejadas unas dosis de «mala suerte».
La CGT, como cada jueves que sigue a la muerte de un trabajador en accidente laboral, nos concentraremos el día 9 de febrero a las 19:30h en la calle Mercaderes de Iruñea.
CGT-LKN Nafarroa
Fuente: CGT-LKN Nafarroa