MST: Cuando la Tierra dice Futuro. Política y Educación para la Transformación Social
Charla con Augusto Juncal, de la Secretaría Nacional del MST, Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil.
Jueves 10 de marzo de 2011. A las 19,00 en La pantera Rosa
Organizado por CGT-Aragón
MST: CUANDO LA TIERRA DICE FUTURO
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MST: Cuando la Tierra dice Futuro. Política y Educación para la Transformación Social
Charla con Augusto Juncal, de la Secretaría Nacional del MST, Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil.
Jueves 10 de marzo de 2011. A las 19,00 en La pantera Rosa
Organizado por CGT-Aragón
MST: CUANDO LA TIERRA DICE FUTURO
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La lucha del MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra) es en sí misma un movimiento pedagógico. Y esto porque cuando confronta el latifundio y el capitalismo produce una ruptura y un cambio de conciencia muy profundos en la persona. La tierra, las semillas y la realidad cotidiana marcan su enseñanza: luchar y construir a partir de la tierra es el camino. El objetivo final del MST es la justicia social, una transformación global que pasa por la recuperación de la tierra y por la reforma agraria.
Y es que aquí también nos hallamos “sin tierra”, y por ello carentes de vivencia pedagógica y de perspectiva social. No es que la tierra nos pertenezca, somos nosotros los que pertenecemos a ella. La tierra es nuestra morada, ámbito físico y social que nos da la vida y que nos conforma como somos. La tierra, el agua, el sol, no son de nadie porque son de todos. Nuestra emancipación como clase trabajadora pasa necesariamente por recuperar la tierra en este sentido, a través del placer en el trabajo. El trabajo al modo capitalista, entendido como producción, genera sufrimiento junto con todos sus objetos para comprar. El campesinado y el trabajador tienen que reducirse para que el negocio crezca y, a través del control de la producción alimentaria -el Agronegocio-, el poder del capital nos secuestra y nos hace dependientes desde lo más básico. Así es como se ha construido nuestra circunstancia vital presente, un sistema consistente en sociedades atomizadas y desapegadas de la naturaleza, donde la vida es pervertida por unas estructuras de relaciones humanas egoístas, competitivas y destructivas, ajenas a lo esencial. Por eso, la clave de la lucha reside en la construcción social a partir de la recuperación de la soberanía alimentaria.
La educación y la formación son la base de esta revolución que trae el MST. La transformación social la impone de por sí la colectividad, trabajando y educando para cambiar los valores que imperan en el capitalismo patriarcal burgués:
Solidaridad para enfrentar al enemigo, ocupar la tierra, ayudar a los compañeros, es decir, reaccionar ante los problemas de la clase trabajadora en todo el mundo.
Sensibilidad y empatía que nos hagan estar los unos por los otros.
Cooperación, ya que son las relaciones sociales las que hacen a los individuos.
Horizontalidad y relaciones igualitarias, porque en cada uno de nosotros y nosotras reside una perspectiva de verdad única e irreemplazable.
Pertenencia a la tierra, al lugar que habitamos, al movimiento del MST, al campesinado, a la clase trabajadora mundial.
Esperanza, porque tenemos sueños, sueños de futuro.
Toda educación conlleva un concepto de lo humano, se haga este explícito o no. En la sociedad actual somos educados y conformados para el miedo y la servidumbre hacia el negocio de unos pocos. El MST se compromete con un nuevo sujeto humano en una sociedad diferente y por eso forma para la transformación social a partir del trabajo, entendido como el gusto por “cultivar”, la tierra, los afectos, las relaciones, la creatividad. Partimos de la realidad, del cómo estamos ahora y educamos tanto en la cooperación como en la autonomía. Se trata de que, por fin, haya espacio físico y social para que las personas sean capaces de reflexionar, criticar, ser criticados y generar ideas, con una visión histórica, conocedora del presente y capaz de proyectar futuro.
Nadie educa a nadie, y nadie se educa solo. (P. Freire). Los ejes educativos para la transformación social y la construcción del nuevo sujeto son:
Organicismo, porque las estructuras sociales y educativas se generan a partir de núcleos de base que impiden la concentración del poder. Es el colectivo el que dirige sin jerarquías, repartiendo y alternando las funciones. Las relaciones son igualitarias, constructivas y cooperativas. Se reflexiona mucho, y se aprende de los errores humanos.
Formación política. Se educa para la transformación social a partir del trabajo y los niños trabajan en la escuela. El trabajo no es aquí una condena.
El valor del estudio, de la cultura y del arte, es decir, del aprendizaje y de la creatividad como potencias supremas de la vida.
El poder del lenguaje para hacer realidad: palabras, gritos, símbolos y signos revolucionarios crean sentimientos colectivos y compromisos poderosos.
Globalización de las luchas y de la esperanza. La lucha trabajadora del MST trabaja con otras 170 organizaciones campesinas en 80 países. Se trata de la fuerza de la “vía campesina” en un mundo globalizado.
Pasar de lo local a lo global es solo cuestión de perspectiva y de proporciones. De lo que se trata es de reconocernos y sentirnos clase trabajadora, porque somos los sujetos de la transformación social, ya que la emancipación de la clase trabajadora solo podrá ser construida por la propia clase trabajadora.