Desde el año 2004, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) está buscando un emplazamiento para la instalación de un cementerio nuclear o Almacén Transitorio Centralizado (ATC). El alcalde de Yebra (Guadalajara) parece estar dispuesto a aceptar ese cementerio en su municipio.
En el cementerio nuclear se alojarían residuos de alta actividad, es decir, sustancias extremadamente peligrosas por su elevada radiactividad y por su vida de cientos de miles de años. Hoy en día ningún país ha encontrado una solución definitiva para su gestión. Hasta la fecha todos los intentos de instalar el cementerio han fracasado. La oposición frontal de los vecinos ha tenido mucho que ver en ello. Pero el tiempo apremia y la industria nuclear está desesperada por el enorme volumen de residuos radiactivos almacenados y el alto coste de su gestión.
La construcción del ATC es demandada por la industria nuclear española como modo de gestión temporal para los residuos de alta actividad, lo que les evitaría muchos problemas económicos. España tiene en la actualidad en Francia los residuos de alta actividad procedentes del combustible gastados en la central nuclear de Vandellós I y por los que pagamos casi 6.000 euros al día. Estos residuos serán devueltos por Francia en los primeros años de la próxima década. Además del problema de los residuos de Vandellós, les resulta muy urgente el almacenamiento de los residuos de Ascó I (Tarragona) y Cofrentes (Valencia). Finalmente, se trasladarán al ATC los residuos de todas las centrales nucleares españolas : un total de alrededor de 7.000 toneladas de sustancias que son peligrosas durante cientos de miles de años.
¿Por qué nos oponemos a la instalación del cementerio nuclear en Guadalajara y zonas cercanas ?
Porque creemos que Guadalajara ya ha cubierto con creces su cupo de solidaridad con el resto del estado español en materia nuclear.
Pero además nos oponemos al ATC por :
Falta de seguridad
Los problemas de seguridad vienen sobre todo de posibles accidentes en la manipulación de los pesados contenedores. La ruptura de un contenedor podría significar una grave contaminación radiactiva. Además, una instalación como esta es una fuente de inseguridad por posibles atentados.
En la zona de Yebra se produjeron inundaciones en 1995 y además, está cerca de Escopete, que sufrió un terremoto en 2008. Estos dos motivos son suficientes para no instalar el ATC en la zona.
Nadie sabe lo que va a ocurrir con los residuos después de los 60 años de vida del ATC. ¿Qué ocurrirá con la instalación, se prolongará su vida ?
El peligro de su transporte
Otros riesgos más inmediatos son los de accidentes derivados del transporte de los residuos hasta el cementerio, su preparación en las instalaciones y los relacionados con el vertido de los mismos.
La incertidumbre de su futuro
A las empresas nucleares no les queda más remedio que admitir que los residuos de alta actividad seguirán siendo peligrosos durante largos periodos de tiempo. Tan largos que la propia industria nuclear admite su incapacidad para aislar del medio ambiente la radiactivad de los residuos durante todo ese tiempo.