Si William Shakespeare se reencarnase como presidente de Estados Unidos en estos tiempos, es posible que terminase modificando una de su mas renombradas citas, diciendo ahora : “la mejor parte de la justicia es la discreción, y en esta mejor parte he salvado mi presidencia”. Tal se aplicó a Gerald Ford con su perdón a Richard Nixon ; como también a Bill Clinton al no querer desenterrar y examinar el cadáver del caso Irán-Contra ; y ahora con nuestro presidente actual, Barack Obama, y su promesa de no llevar a proceso a los oficiales de la CIA en el asunto critico de la tortura.

Si William Shakespeare se reencarnase como presidente de Estados Unidos en estos tiempos, es posible que terminase modificando una de su mas renombradas citas, diciendo ahora : “la mejor parte de la justicia es la discreción, y en esta mejor parte he salvado mi presidencia”. Tal se aplicó a Gerald Ford con su perdón a Richard Nixon ; como también a Bill Clinton al no querer desenterrar y examinar el cadáver del caso Irán-Contra ; y ahora con nuestro presidente actual, Barack Obama, y su promesa de no llevar a proceso a los oficiales de la CIA en el asunto critico de la tortura.

Así que el valor, en el léxico de nuestro presidente, ha sido reemplazado por la justicia y la vida por la presidencia.

Pero el valor es subjetivo y la justicia es, o debe ser, objetiva… así que para Ford, Clinton y Obama, el perdonar o el negarse a investigar evidencia convincente de la existencia de crímenes no es un signo de discreción o prudencia – y lo siempre citado como “de optimo beneficio para el país” – mas bien un abuso de poder y arrogancia. Nadie debe estar por encima de la ley, pero una y otra vez, en EEUU, permitimos a nuestros presidentes actuar por encima de dicha ley. ¿Es posible que nuestro Jefe Ejecutivo se ve obligado a actuar así debido a ese monstruo del que nos advirtiera Eisenhowe : el complejo militar-industrial ? ¿Es posible que América Corporativa y su guardaespaldas/ejecutor, el Pentágono, se hayan convertido de forma permanente e inmutable en Junta de Directores bajo cuya dirección el presidente debe gobernar ?

Lo que aparenta ser contradictorio acerca de nuestro agrada-a-todos presidente es su falta de voluntad en llevar a proceso a torturadores al mismo tiempo que permite el que se publique memoranda (4), censurados en parte, sobre prácticas de interrogación. La lógica de Obama sobre la existencia de dos principios que aparentan estar en desacuerdo, operaciones encubiertas asociadas con la seguridad del país y la ley, no es algo que cuaja. O somos un estado de derecho, o no. Como un ex profesor de Derecho Constitucional, Obama sabe demasiado bien que ese no es buen escondite.

Hay indicios, fuertes y repetidos indicios, que no solo ha sido en la CIA donde se ha cometido tortura, sino también en el ejército y por contratistas, norteamericanos y extranjeros, pagados con nuestros impuestos. La tortura y otros crímenes mayores que se han cometido, directa o indirectamente, bajo los auspicios de nuestro gobierno, bien fuera en Irak, Guantánamo u otras partes del mundo, incluso en EEUU, deben ser procesados si queremos considerarnos un estado de derecho. Nadie, ni al presidente ni al fiscal de la nación, ni a fiscal militar cualquiera se le debe permitir de hecho el poder desestimar contra aquellos acusados de crímenes o tortura donde existe evidencia preponderante que hayan cometido tales crímenes.

Fue EEUU y sus aliados quienes decidieron poco antes de que acabase la Segunda Guerra Mundial que la defensa “solo sigo órdenes”, que se anticipaba iban a usar los alemanes acusados de crímenes de guerra o tortura, no era valida. Después de esa guerra, hasta el Código Uniforme de Justicia Militar de EEUU fue modificado para incluir el significado del Principio IV de Núremberg que lee : “El hecho que una persona actúe de acuerdo con ordenes de su Gobierno o de un superior no le quita de su responsabilidad bajo ley internacional siempre y cuando exista para él de hecho una elección moral”.

El presidente Barack Obama y el fiscal general Eric Holder han indicado, y hasta prometido, que los oficiales de la CIA no van a ser procesados por las técnicas de interrogación empleadas, por lo que se han declarado ellos mismos protectores del crimen y la criminalidad. Es triste que los dos protectores de la ley del país hayan fallado no solo a la nación sino al mundo entero.

Aunque el Centro de Derechos Constitucionales puso sus esperanzas en el juez Baltasar Garzón y los tribunales españoles para procesar a Alberto Gonzales, Jay Bybee, John Yoo, Wm. J. Haynes II, David Addington y Douglas J. Feith por crímenes relacionados con la tortura de prisioneros en Guantánamo, es probable que España difiera tomar tal acción en una materia que probablemente piensen, y con buen motivo, que debe quedar en manos de los tribunales norteamericanos. Desafortunadamente, Obama y sus consejeros políticos probablemente piensan que eso pueda mezar su bote presidencial. En otros temas, como la crisis económica, Afganistán o la retirada de tropas de Irak, el presidente ha recurrido a negociar acuerdos ; pero esta vez, desvergonzadamente, ha rendido su derecho de hacer lo que debe hacer… dado que tal pudiera caerle mal a una buena parte de la población. Y el político Obama ha derrotado a ese otro idealista Obama que los progresistas ayudamos a ser elegido.

¿No quedaría mejor la nación si se llevara a juicio no solo a los interrogadores acusados de tortura sino también a aquellos responsables en escalones mas altos, no solo para que se haga justicia pero para indicar a la misma vez a la comunidad internacional que somos de hecho, y no solo de nombre, un estado de derecho ?

Tan solo después de los veredictos debiera Obama considerar atenuantes antes de que se rindan condenas, o aun perdón presidencial… pero ni un minuto antes.

© 2009 Ben Tanosborn

www.tanosborn.com/articulos/

Mitigate sentences, not criminality

Had William Shakespeare been reincarnated as a modern-day president of the United States, he might have modified one of his more famous quotes to say : “the better part of justice is discretion, in the which better part I have saved my presidency.” It did apply to Gerald Ford with his pardon of Richard Nixon ; it did apply to Bill Clinton as well with his unwillingness to disinter and do the forensics on the cadaver of the Iran-Contra affair ; and it does apply today to our current president, Barack Obama, and his promise not to prosecute CIA officials on the critical issue of torture.

So valor, in our presidents’ lexicon, has been replaced by justice and life by presidency !

But valor is subjective and justice is, or should be, objective… so for Ford, Clinton and Obama, pardoning or declining to investigate evidence that convincingly shows to be crimes are not a sign of discretion or prudence – and the always cited “best interests of the country” – but an abuse of power and arrogance. No man should be above the law but time and again, in America, we allow our presidents to act above the law. Could it be that our Chief Executive Officer has been compelled to do so by that monster that Eisenhower warned us against : the Military Industrial Complex ? Could it be Corporate America and its bodyguard/enforcer, The Pentagon, have become the permanent and immutable Board of Directors under whose direction our president must govern ?

What seems contradictory about our please-everyone president is his unwillingness to prosecute torturers while at the same time allowing the release of four partially blacked-out memos on interrogation tactics. President Obama’s rationale of the existence of two principles which might be at odds, covert operations associated with national security and the law, seems flawed. We are either a nation of laws or we are not. As a former professor of Constitutional Law, Obama should know better ; much, much better.

There are indications, strong and repetitive indications that torture has been committed not just by the CIA, but by the military and contractors, foreign and domestic, paid with US taxpayers’ funds. Torture and other major crimes committed, directly or indirectly, under our government’s auspices, whether in Iraq, Guantánamo or elsewhere in the world, including the United States, need to be, and must be, prosecuted, if we are to consider ourselves a nation of laws. No one, not the president nor the attorney general or any military prosecutor should have, or be allowed to have, a de facto power to dismiss charges against those accused of crimes or torture where preponderance of evidence exists that they may have committed such crimes.

It was the US and its allies that decided shortly before the end of World War II that the “only following orders” defense, which they anticipated the Germans would use, was not to be a defense for war crimes, including torture. After the war, even the US Uniform Code of Military Justice incorporated in its code the mode of action in Nuremberg Principle IV which states : «The fact that a person acted pursuant to order of his Government or of a superior does not relieve him from responsibility under international law provided a moral choice was in fact possible to him.»
President Barack Obama and Attorney General Eric Holder may have indicated, or promised, that CIA officials won’t be prosecuted for the interrogation techniques used and, by so doing, shown themselves as protectors of crime and criminality. It’s sad that two assumed enforcers of the law have let the nation, and the world, down.

Although the Center for Constitutional Rights had hoped Judge Baltasar Garzón and the Spanish Courts would bring charges against Alberto Gonzales, Jay Bybee, John Yoo, Wm. J. Haynes II, David Addington and Douglas J. Feith for crimes related to the torture of prisoners in Guantánamo, chances are that Spain will defer taking such action in a matter they probably feel should be handled by the US Justice Department. But, most unfortunately, Obama and his political advisors probably feel such action might rock his presidential boat. On other issues such as the economic crisis, Afghanistan or even the withdrawal of troops from Iraq, the President has resorted to some form of compromise ; this time, however, he has unashamedly surrendered doing the right thing against what could turn out to be an unpopular cause. And political Obama has defeated that other idealist Obama most of us progressives helped elect.

Wouldn’t this nation be better off by prosecuting not just the interrogators accused of torture, but those responsible at echelons above them, not only to bring justice, but also to show the international community that we are in fact, and not just in name, a nation of laws ?

Only after verdicts are entered should Obama consider mitigating the sentencing, or even a presidential pardon… but not a minute before then.

© 2009 Ben Tanosborn

www.tanosborn.com


Fuente: Ben Tanosborn
www.tanosborn.com