Asistimos, desde la caída del muro de Berlín, a la germinación de un Nuevo Orden Mundial. La división global ha girado 90 grados, ha pasado de Este-Oeste a Norte-Sur. Son simples correcciones geométricas para que el mundo siga siendo de unos pocos.

Asistimos, desde la caída del muro de Berlín, a la germinación de un Nuevo Orden Mundial. La división global ha girado 90 grados, ha pasado de Este-Oeste a Norte-Sur. Son simples correcciones geométricas para que el mundo siga siendo de unos pocos.

Y China pasa del Este al Norte. Su elección como sede olímpica se debe a esos intereses. Así como el “socialismo” de corte autoritario se derrumba, para el capitalismo, otro tanto de lo mismo. El modelo económico estadounidense se encuentra en fase crítica, créanlo. Sin petróleo lo tienen crudo. Su sostenibilidad pende de un hilo y la desesperación es máxima. Por ello, como en épocas pasadas, a falta de recursos primarios bien valen expolios en otras regiones más ricas. De ahí la invasión de Irak. ¿A dónde Irán ahora ? China es un buen aliado para este modelo de poder y, los juegos, ese caramelo patriotero por el que mucho terció la autoridad en la sombra del fascista Samaranch, misma jugada que en la designación de Moscú 80 (el sistema soviético claudicó en el 85). Cayó el muro en la trampa, ¿caerá la muralla ?. El Grupo de los países más industrializados parece haber encontrado con China e India su punto G con diez miembros, G-10, así que no se sorprendan que pronto ingresen en Club tan selecto. Si da miedo que los mandatarios de EEUU, Francia, Italia o Rusia decidan por el mundo, imagínense al mandar mandarines al bloque.

Si hay falta de recursos, deberemos aprender a vivir con ella. Adaptarnos. No es tan difícil, créanlo. Nuestra sobreproducción consumista agota recursos naturales y humanos también. Jornadas laborales interminables a ritmos brutales no se pueden tolerar, siendo China, el peor ejemplo. A fin de que su asignación y apoyo integral no huela a chamusquina, sectores conservadores y (neo)liberales de todo el norte económico, han escenificado algunos reproches de chichinabo orientados a la falta de libertad religiosa, usando como panfleto la lucha del Tibet, etnia que les importa menos que un eunuco con golondrinos. Se obvia la explotación laboral, es obvio, pues son modelos a importar e imponer sin peros en un occidente social-adormecido, ¿les suena lo de la semana laboral de 65 horas ? Como Castilla, la trastienda de Pekín es ancha, y mucho tienen por enseñar allá los altos funcionarios chinos a sus huéspedes, nuestros barandas, acerca del todo vale y os irá fetén. Por todo ello, nosotros, los tullidos sociales, pasamos paraolímpicamente de estos juegos. Otro socialismo es posible. Y si con las vallas pueden, levantaremos barricadas.


Fuente: Colectivo Malatextos