El domingo pasado otro ciudadano del mundo, Aleksandr Solzhenitsyn, comenzó su
caminata en esa peregrinación interminable, el camino de la inmortalidad. Y lo hizo
no simplemente como un laureado hombre de letras, sino como persona cuyas opciones
siempre fueran bien pensadas, en conciencia y con humanidad ; un hombre orgulloso de
sus orígenes rusos y al mismo tiempo reconocedor de la prioridad que todo hombre
requiere en cuanto a su dignidad y humanidad.
Me vino la noticia de su muerte por el Internet mientras estaba leyendo un articulo
escrito por dos corresponsales de la Prensa Asociada (AP), Charles J. Hanley y
Jae-Soon Chang, «Seúl investiga ’masacres’ de civiles por EEUU» publicado apenas
unos minutos antes. Esas dos noticias se difundieron por mi mente en paralelo : he
aquí un hombre en busca de la verdad (Solzhenitsyn), y ahí está la verdad en busca
de un hombre, un prohombre norteamericano que admita esa verdad. y el tal no existe.
Mientras leía los datos horribles de tantas victimas asesinadas de la población
civil coreana – en su mayoría mujeres, niños y ancianos – a manos de militares de
EEUU durante el periodo 1950-1, me venia el pensamiento del GULAG bajo Stalin, «el
bigotudo», como le describía Solzhenitsyn, y emulado militarmente por los seguidores
de nuestro Imperio Americano : primero en Corea, después en Vietnam y ahora en
Afganistán e Irak.
¿Cuantos millares, quizás decenas de millares, de civiles fueron ametrallados y
bombardeados con NAPALM en Corea ? Indiscriminadamente, ya que para nuestros
soldados todos los coreanos eran simplemente «gooks» (guks), individuos con ojos
sesgados. no importa fuesen del Norte en fuga hacia el Sur, o simplemente seres
buscando refugio, donde fuera. Mas de 200 incidentes ; algunos, como el que ocurrió
en No Gun Ri, donde los supervivientes calculan en 400 los muertos a mano de los
norteamericanos, algo hasta ahora desconocido por el publico estadounidense ; todo lo
que el mando militar tuvo que hacer es sellar todos los informes sobre tales casos
con esa clasificación encubridora de «secreto reservado» permitiendo de esta forma
el que se enfríe esa ira-radioactiva, haciendo de ella uranio empobrecido o hasta
negándolo como uranio. claro, todo esto hasta que dos o tres generaciones hayan
pasado. Para ese entonces, ¿a quien se le va a acusar de crímenes de guerra ? Y
desde que los norteamericanos pretenden, y muchos hasta creen, que ellos no son
capaces de encubrimiento o tortura, todo termina yendo a un pozo sin fondo. La Casa
Blanca ha estado dando rienda suelta al Pentágono por décadas. después de todo, «hay
que aceptar» que crímenes de guerra ocurrirán ; de esta forma el único crimen que no
se le permite al norteamericano es el que pueda incurrir un bajón en la moral de las
tropas. o que traiga deshonra al país «al no podersele encubrir».
Entonces me vino a la mente cuando Solzhenitsyn recordaba sus tiempos de militar en
el ejercito soviético y observaba el tratamiento inhumano que los soviéticos
infligieron a los alemanes, civiles y militares, en 1945 en el ocaso de la Segunda
Guerra Mundial ; crímenes que muchos excusarían como retribución al comportamiento
alemán años atrás ; una retribución que Solzhenitsyn nunca encontraría aceptable.
El contrapunto que se nos presenta hoy es la forma fácil con que el militar en EEUU
acepta crímenes de guerra, a menudo garrapiñándolos y haciéndolos mas aceptables a
la opinión publica, terminando siempre como «daño colateral». Nuestros militares
han conseguido una gran experiencia despenalizando muchos actos de guerra
repugnantes durante las ultimas seis décadas, desde No Gun Ri a My Lai a Faluya,
pasando la bola de enjuiciamiento a generaciones futuras, si es que alguna vez se
llega a ello. Probablemente trascurran tres décadas antes de que sepamos la verdad
de lo que ocurrió en Faluya, Haditha y otras atrocidades mas cometidas en el Oriente
Medio. Los documentos serán desclasificados según los recuerdos se van apagando y
muchos, o la mayoría, de los testigos a esos crímenes de guerra, o los que los
cometieron, hayan fallecido. Y también, después de que la ira inicial de los
familiares de las victimas haya amainado.
Solzhenitsyn siempre fue un hijo amante de Rusia y su historia ; pero su humanidad le
hizo además un gran ciudadano del mundo. Denunció lo que el creyó importante
denunciar en cualquier faceta de la vida, bien fuera la inhumanidad del hombre con
su prójimo ; o la forma en que la sociedad evolucionaba, en todo. hasta en la música.
A su pesar, y no importa su deseo de privacidad, fue usado para fines
propagandísticos de muchos, aun aquellos a quien el tuvo en baja estima, como Ronald
Reagan ; y hasta fue criticado por muchos liberales-laicos que nunca pudieron
comprender el que él aceptase a la Iglesia Ortodoxa Rusa, algo que tenia poco que
ver con fe religiosa alguna, o la inhumanidad que esta fe hubiera causado en tiempos
atrás ; pero si con la historia y tradición de esa iglesia como base adicional de
cambio.
¿Existe razón alguna que prohíba a EEUU ser cuna de prohombres, héroes para la
humanidad ? Parece ser que en estos tiempos preferimos ser cómplices y no chivatos
con nuestros compatriotas que cometen crímenes, y no considerarnos traidores a esa
cara desagradable que a veces mostramos como país-matón, aunque esto nos haga, sin
que nos demos cuenta, blanqueadores de crímenes y traidores a nuestra propia
humanidad. Esperemos que esta esterilidad sea solo temporal, aunque de momento no
parece haber señales de cambio.
© 2008 Ben Tanosborn
For the lack of a Solzhenitsyn !
This past Sunday another citizen of the world, Aleksandr Solzhenitsyn, started his
walk in that never-ending pilgrimage we refer to as immortality. And he did it, not
just as a laureate man of letters, but as a man of well thought-out choices,
conscience and true humanity ; a man who proudly and joyfully accepted his Russian
beginnings, but also conceded highest priority to dignity and humanity as
inalienable rights for every man.
News of his death came to me over the Internet as I was reading an article by AP
writers Charles J. Hanley and Jae-Soon Chang, «Seoul probes civilian ’massacres’ by
US,» that had just come over the wire. Thoughts from those two pieces of news were
running parallel in my then emotionally-charged mind : here is a man searching for
truth (Solzhenitsyn) and, running parallel to it, here is truth searching for a man,
some American great man acknowledging that truth. and finding no one.
While reading data of the horrific victimization, actually murder, of countless
Korean civilians – as usual, mostly women, children and old people – at the hands of
the US military during that 1950-1 period, I couldn’t help but think of the Gulag
created by Joseph Stalin, «the whiskered one,» as described by Solzhenitsyn, and
emulated militarily by followers of our own American empire : first in Korea, later
in Vietnam and, these days, in Afghanistan and Iraq.
How many thousands, perhaps tens of thousands, innocent civilians were strafed by
bullets, or napalmed, in Korea ? Indiscriminately, yes, for our soldiers couldn’t
tell «one gook from the next,» as they claimed. from the North, in flight to the
South. or simply trying to find safety, refuge.anywhere. Over 200 incidents ; some,
like the one that happened at No Gun Ri, where survivors estimate 400 Koreans died
at American hands, have been kept under wraps from the American citizenry ; all the
military brass needed to do is just classify any and all the facts with the «secret»
or «top secret» stamps thus letting the angry-radioactivity cool off, as if
converting it to depleted uranium or denying it to be uranium at all, until two or
three generations have passed. By then, who will be charged with war crimes ? It’s
not a cover-up since Americans pretend, and some actually believe, that we never
engage in torture or cover-ups. The White House has for decades given a free hand
to the Pentagon. after all, crimes of war «just happen,» and the only crime
Americans are not permitted to commit is one which may result in lowering the morale
of the troops ; or one bringing dishonor to the country.
Then I thought of Solzhenitsyn, and his recollection of being an officer in the
Soviet Army, observing the inhumane treatment that the Soviets had inflicted on the
Germans, military and civilians, in 1945 as WWII came to a close ; perhaps crimes
that many would excuse as retribution for what the Germans had done years earlier to
them ; a retribution that he would not find acceptable.
Today’s counterpoint is simply the ease in which the American military accepts
crimes of war, often candy-coating them and making them PR-acceptable, as simply
«collateral damage.» Our American military has gained vast experience at
decriminalizing many repugnant acts of war during the past six decades, from No Gun
Ri to My Lai to Fallujah, expecting future generations to be the ones passing
judgment, if at all. It will probably be three decades or more before we get to
know the truth of what happened in Fallujah, Haditha and some of the other
unresolved war crimes committed in the Middle East. Documents will then be
declassified as memories fade and many, or most, of the witnesses to the war crimes,
as well as the perpetrators, are dead. Also, after much of the anger in the
victims’ families has subsided.
Solzhenitsyn was a loving son of Russia and its history ; but his humanness made him
a great citizen of the world. He denounced what to him needed to be denounced in
every facet of life, whether it pertained to the inhumanity of man towards man ; or
the way modern society was evolving, including such areas as music. To his regret,
and in spite of his desire for privacy, he was used in propagandistic ways by men he
did not hold in high esteem, such as Ronald Reagan ; and even criticized by many
liberal-secularists who failed to understand that his acceptance of religion in the
form of Christian Russian Orthodoxy had little to do with faith, and the inhumanity
that faith may have caused, and much to do with history and tradition as basis for
change.
Why is it that here in America we don’t produce notable figures, heroes of
humankind ? Do we prefer not to be «snitches» to those who commit crimes, not to be
«traitors» to the ugly face our country may show at times ; this, when in truth we
really are, maybe without realizing it, whitewashers of crimes. and traitors to our
own humanity ?
© 2008 Ben Tanosborn
Fuente: www.tanosborn.com