A la hora de hablar de movimientos sociales e internet, es imposible no hablar de la red Indymedia. Indymedia es el nombre bajo el cual se engloba una red de servidores y “Centros de Medios Independientes” que han dado voz durante muchísimos años a infinidad de colectivos y luchas que, o bien son ignorados habitualmente por los medios de comunicación corporativos, o son retratados de manera incompleta, deformada o buscando su criminalización. Dicha red fue creada en 1999 -surge a raíz de las movilizaciones contra la Cumbre de Seattle ese año, como un espacio de publicación y coordinación de distintos medios alternativos- y la vigencia del modelo de “Centros de Medios Independientes” es evidente, como demuestra el activo Centro de Medios (también llamado “Eje de Contrainformación”) de “Rompamos el Silencio”, la Semana de Lucha Social que se desarrolla anualmente en Madrid. Indymedia marcó el camino para que las organizaciones políticas, sindicales y los movimientos sociales en general empezaran a ser conscientes de la importancia de internet como medio de difusión, y rara es ahora la organización que no esté orientando sus esfuerzos a tener unas webs bien estructuradas, legibles y con contenidos actualizados y de calidad (CGT es un ejemplo de esto).
Lo que ya no está tan vigente de ese original “espíritu de Indymedia” es el modelo de “publicación abierta” que tanto popularizó esa red de activistas de la contrainformación. Antes, el que cualquier persona con una conexión a internet pudiera, de manera sencilla y rápida, colgar textos, fotos y (posteriormente) vídeos en cualquier servidor de la red Indymedia, era algo novedoso y absolutamente revolucionario. Muchas fueron las voces que se rasgaron entonces las vestiduras por iniciativas de ese tipo, comparando el nivel de los contenidos generados a través de la publicación abierta con las pintadas que pueden leerse en los baños públicos y vaticinando un sombrío futuro a esos proyectos. Pero el tiempo finalmente ha dado la razón a quienes apostaron por este modelo, y, en el contexto actual, la “publicación abierta” y casi sin restricciones ya es la norma en el actual internet. Y si antes era crítico, dentro de los movimientos sociales, el poner el acento en crear dentro de internet espacios de libre acceso, horizontales, para fomentar la colaboración y el libre intercambio de contenidos, etcétera, hay que reflexionar ahora sobre cómo diversas empresas se han apropiado de esa filosofía, adaptándola a sus intereses corporativos. Los portales más populares en la actualidad (Youtube, Myspace, Blogger, Flickr, Facebook…) son de publicación abierta y horizontal, y recogen (¿deforman ?) la filosofía de proyectos pioneros como fue en su momento la red Indymedia.
Ahora que tanto se habla de “redes sociales” y de la Web 2.0 -la web de las “redes de usuarios”, como las de los portales web anteriormente citados-, y donde ya no es en absoluto “radical” el concepto de “publicación” abierta, los movimientos sociales tienen que volver a dar un paso adelante y denunciar y plantear alternativas verdaderamente libres a esos portales web en los que, en definitiva, se están apropiando del trabajo y la inteligencia colectiva de muchísimas personas. Y lo más problemático es que no queda en absoluto claro qué se hace exactamente con todos los datos personales, y como se procesan los contenidos de las y los usuarios que utilizan esos portales, en teoría orientados a las redes sociales, pero que son un magnífico dispositivo de captación de la creatividad ajena… El Gran Hermano ha llegado, y lo ha hecho en forma de “publicación abierta” : lo que se maquilla como “libertad” para meter los contenidos que en teoría uno quiera (y encima de manera voluntaria), no son en realidad más que plataformas donde la censura opera de manera muy engrasada -y no sólo en países como China, contenidos de Blogger o similar son eliminados sin ni siquiera orden judicial-, dándose casos de intento de reapropiación de derechos de autor (MySpace), y cuyo fin último no es otro que sacar enormes réditos de la publicidad, muchas veces “personalizada” gracias a la gran cantidad de datos que aportamos inconscientemente sobre nosotros en esos portales. Es especialmente sangrante el caso del popular Gmail : ahí se analiza el correo de los usuarios para “contextualizar” los banners publicitarios… Ahora la lucha ya no es una Internet horizontal y donde se puedan publicar e intercambiar libremente contenidos, porque eso ya lo da el mercado. La lucha es ahora por una Internet libre, en un marco de verdadera cooperación -como se dio en el movimiento de software libre original, al margen de empresas e intereses corporativos, donde sepamos qué se hace exactamente con nuestros datos y contenidos, donde se respete nuestra privacidad y donde sea compatible el intercambio de contenidos sin ánimo de lucro con que las y los autores puedan vivir de su trabajo. No queremos una Web 2.0… queremos una Web Libre, y punto.
Más información :
es.blogxpopuli.org/index.php/De_la_Web_2.0_a_la_Web_Libre_y_punto
www.sindominio.net/hackmeeting/index.php/2007/Nodos/De_la_Web_2.0_a_la_Web_Libre_y_punto
Fuente: David García Aristegui