Los europeos viven en un mundo de fantasía si piensan que las elecciones de otoño en EEUU cambiaran las demandas que este país impone a la OTAN. El belicoso senador Joseph Lieberman, principal defensor en el Congreso del gobierno de Israel, nos lo dijo hace un par de meses al acentuar que la posición de ambos partidos sobre Afganistán es idéntica. A Europa, dijo quien fuera en el 2000 candidato a la vicepresidencia por el partido Democrático, se la puede asegurar que cualquiera de los dos candidatos Democráticos, Barack Obama y Hillary Clinton, lleva la misma exacta política sobre Afganistán. Y no digamos el Bush-Gemelo, y candidato presidencial Republicano, que define lo que es ser halcón… pero con un seso de colibrí Zunzuncito.
El número de tropas estadounidenses y de la OTAN que tratan de mantener en pie al régimen de Karzai en Afganistán probablemente sea cuatro a cinco veces mayor que el de Talibanes, aunque combatientes de Chechenia, Pakistán, Uzbekistán y otros países árabes-musulmanes agregan con su experiencia. Y guerrilleros “a tiempo parcial” se suman a la resistencia, furiosos al ver el poco valor que tiene una vida afgana para el invasor – como la Masacre de Shinwar cometida por los norteamericanos en la provincia de Nangrahar – logrando añadir una medida de efectividad a la insurgencia.
Hace dos semanas, un amigo periodista europeo, que volvió a Afganistán en marzo después de una ausencia de más de dos años, me dio el consabido parte de cómo van las cosas por allá. “Ben,” me dijo, “la marioneta de EEUU, Karzai, continua siendo ‘el alcalde de Kabul’, y no el presidente de Afganistán, ejerciendo su influencia sobre el pueblo tan solo en la distribución de ayuda extranjera para las provincias. La percepción de los afganos, vivan en Herat, Kabul o Kendahar, es que todos estos miles de millones de dólares en aparente ayuda no han mejorado sus vidas, y la mayoría – excepto los que se benefician por el mercado de la amapola – ahora ve con claridad y nostalgia el régimen Taliban”.
Mingo estuvo en Kabul el mes pasado y fue testigo en el atentado a la vida de Karzai. Su anfitrión pronuncio una declaración profética cuando le dijo que en cuatro o cinco años, quizás antes, se estará celebrando la liberación del país de los norteamericanos y otros mal llamados miembros de la coalición. La celebración reemplazará, según el anfitrión, este desfile militar del 27 de abril, fecha del atentado contra Karzai, y que ahora es la fiesta mas importante en la nación… que conmemora la liberación del país de la ocupación soviética.
En febrero, durante la Conferencia de Seguridad (44) en Munich, Robert Gates, el aparentemente tranquilo, pero tan halcón como los caudillos del Pentágono que le precedieron, dio a los miembros de la OTAN la amarga verdad sin mascara alguna, demandando una “distribución justa de la carga” en lo que respecta el apuntalar la defensa militar en Afganistán, refiriéndose a la resistencia por algunos miembros de la OTAN, Alemania en particular, a dar su parte en la lucha… y en los muertos. EEUU (o mejor dicho su elite gobernante) simplemente no tolerará una “alianza de dos niveles”. Pobre Jung, el homologo alemán de Gates ; en seguida tuvo que aprender que de poco le sirvió a Alemania el haber advertido al gobierno de EEUU seis años antes de este “aventurismo” militar. Todos recordamos muy bien como la agudeza sardónica del entonces ministro de defensa (guerra le va mejor) Donald Rumsfeld denigró por lo alto lo que llamó “la vieja Europa”.
Desde que rendirse a las demandas norteamericanas no es algo con gran popularidad en Alemania, y desde que no había otro remedio que el hacerlo, todas las discusiones y negociaciones tuvieron que hacerse bajo cuerda, de acuerdo con Der Spiegel, y los alemanes tuvieron que acceder a incrementar sus tropas en Afganistán de 3.500 a 4.500. Claro que esto servirá de poco, según Mingo ; como tampoco valdrá mucho la ayuda adicional británica.
Un oficial subalterno del Reino Unido le dio a mi amigo el consenso de las tropas de la OTAN en Afganistán : “Los yanquis empiezan todas estas guerras sin discriminación, y luego, los gilipollas bastardos exigen que les ayudemos sacando a relucir esa carta sin fecha de expiración que demanda retribución por la ayuda que nos ofrecieron durante la primera y segunda guerra mundial. Ese tipo de racionalizacion es algo rancio que está empezando a apestar. Es la idiotez que sale de Washington con la americanísima ‘guerra contra el terror’ que se supone está ayudando a que Europa se mantenga a salvo… algo que hemos ‘podido ver’ con los ataques en el 2004 y el 2005 en Madrid y Londres… en ambos casos como pago a la política de guerra de EEUU en Irak y Afganistán”.
Y aquí nos encontramos en este Día de los Caídos con el huno mas huno de todos, George W. Bush, diciendo al país que “las libertades en EEUU tienen un gran costo”. Pero el apuntalar a Afganistán, o a Irak, no tiene nada en absoluto que ver con nuestras libertades… o las de ellos.
© 2008 Ben Tanosborn
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Afghanistan : Propping up an already failed state
Europeans live in a fantasy world if they think that this fall election in the US will change anything with respect to America’s military demands on NATO. Joseph Lieberman, the pro-war US senator, and chief advocate in Congress for Israel’s hawkish government, said as much a couple of months ago as he stressed the cross-party American position on Afghanistan. Europe, said the 2000 Democratic vice-presidential candidate, can be assured that either of the two Democratic presidential candidates, Barack Obama and Hillary Clinton, have the same exact policy on Afghanistan. Of course, there is nothing we need to say about Bush-Twin, and Republican presidential candidate – short on brains and long on warmongering, John McCain.
American and NATO troops trying to keep Karzai’s regime alive in Afghanistan probably number four or five times the number of fighting Taliban, although foreign fighters from Chechnya, Pakistan, Uzbekistan and several other Arab-Muslim countries, add to the professional insurgency. And pro-Taliban part-timers, outraged by the helter-skelter attitude on Afghan lives by foreigners – such as the Shinwar Massacre committed by Americans in the Nangrahar province – are starting to make a measurable difference in the overall effectiveness of the insurgency.
Two weeks ago, Mingo, my European journalist friend, who had returned to Afghan lands in March after an absence of over two years, gave me a debriefing on how things measure up after this period. “Ben,” he said, “America’s puppet, Karzai, continues to be for all practical purposes the Mayor of Kabul, and not the president of Afghanistan, exercising influence on his countrymen solely on the distribution of foreign aid to the provinces. The perception by Afghans, whether they live in Herat, Kabul or Kendahar, is that all these billions in purported aid have not improved their lives a bit, and most of them – other than those benefiting from the poppy trade – have a clear and nostalgic view of the Taliban regime.”
Mingo was in Kabul last month, and happened to be an eyewitness to the attempt on Karzai’s life. His local host made what appeared to be a prophetic statement : Afghans will likely be celebrating within four or five years, perhaps sooner, the liberation of the country from the US and its misnamed “coalition.” The celebration will replace, according to his host, the current April 27 military parade, where the attempt on Karzai’s life occurred ; now the most important national holiday, it commemorates the nation’s liberation from Soviet occupation.
Last February, during the 44th Munich Security Conference, Robert Gates, America’s mild-mannered, but just as hawkish as his predecessor Pentagon warlords, gave to the NATO members, in spades, the unmasked and bitter-tasting truth, demanding a “fair distribution of the burden” when it came to the propping up of military defenses in Afghanistan, referring to the resistance by some NATO members, Germany for one, to bear a proportionate share of the fighting and dying. America (or rather its ruling elite) just won’t tolerate a “two-tiered alliance.” Poor Jung, Germany’s Gates’ counterpart ; he quickly learned that it was of little value that Germany had warned the US six years before of military adventurism. Yep, we all remember how the “criminal wit” of then US Secretary of Defense Donald Rumsfeld was utilized to denigrate “old Europe.”
Since surrendering to American demands is not such a popular thing in Germany, but since such surrendering is a must, confidential discussions and negotiations must be done sub Rosa… and according to Der Spiegel Germany has agreed to increase its troop presence from 3,500 to 4,500. Not that it will make a scintilla of difference according to Mingo ; nor will the additional British help.
A junior British officer summed up to my friend the ideological consensus of the NATO troops serving in Afghanistan : “The Yanks indiscriminately start all these wars, and then the bloody bastards expect us to help, always calling on that card without expiration that calls for a pay-back on the help they offered in WW’s I and II. One would think that that kind of rationalization would be stale by now. As it is the idiocy spouted by Washington that the American ‘war against terror’ is helping to keep Europe safe, as evidenced by the 2004 and 2005 bombings of Madrid and London… in both cases retribution for US war policies in Afghanistan and Iraq.”
And here we are on Memorial Day with the biggest Hun of them all, George W. Bush, telling the country that “America’s freedoms come at great cost.” But propping up Afghanistan, or Iraq, has nothing to do with our freedoms… or with theirs.
© 2008 Ben Tanosborn
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