El sindicato francés CGT, gran sepulturero – con las otras grandes centrales sindicales – de los movimientos sociales (lucha de 2003 contra la ampliación del número de años de trabajo antes de cobrar la jubilación, lucha contra el desmantelamiento de la compañía de electricidad, etc.) y bombero preferido del Gobierno y de la patronal, acaba de lanzar un movimiento de determinados grupos de sin papeles. Y eso únicamente en la región parisina y en restaurantes y hoteles de lujo : ¿por qué ?
Primero, para presionar en las negociaciones sobre la aplicación de la ley de jubilación que la misma CGT firmó y conseguir simultáneamente apoyo desde la base (que falta le hace dado el bajón en la sindicalización en todo el País) y subsidios indirectos del presidente Sarkozy (fuente principal de financiación de CGT).
Segundo, porque la táctica es astuta, en el tipo de lugares elegidos el número y el profesionalismo de los sin papeles les hacen imprescindibles. Por otra parte, los empresarios conocen el absurdo jurídico de la situación de contratar desde hace años una mano de obra con domicilio propio, que paga impuestos y lo demuestra y manda los hijos a la escuela, si bien no tiene autorización oficial de residencia o presenta documentos falsificados (lo que la patronal tendría que verificar, y eventualmente abonar los gastos de legalización, lo que no quiere porque contempla con razón que le compete a la Administración). Gran parte de los directores de pymes están por la legalización de los sin papeles de “calidad” y que los demás, por supuesto, se queden en el plano de pañuelos echables.
CGT está por tanto poniendo la luz en la estafa e hipocresía del sistema estatal patronal puestas a punto por el partido socialista (con Chevénement en el Interior) y mejorado por la derecha (con Sarkozy en el Interior).
La respuesta gubernamental viene a ser la misma que la de que la justicia federal argentina con los juicios a genocidas : ninguna respuesta global, paso a paso, caso por caso. 32 años después el resultado está a la vista. En Francia, los sin papeles se plantean como problema a partir de 1974, 34 años después el resultado también está a la vista.
El Gobierno está otorgando algunas autorizaciones temporarias a cuentagotas.
Sarkozy en un discurso de bipolar nato (la diferencia con la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner es que finge serlo) afirmó que no se podía dar la nacionalidad francesa a un cocinero srilankés porque está en huelga. ¡Genial comprensión presidencial ! Cualquier huelguista sin papeles sostenido por la CGT dice que quiere oficializar su estancia en Francia después de años sorteando los controles policiales, pero la nacionalidad de los hijoputas franceses de momento no le interesa ni la pide.
La cultura francesa de la razón siempre fue una patraña de intelectuales bizcos. En política es la ley de la explotación culta de fachada, y la trastienda mugrienta, con grupos de matones y bases del ejército en las colonias de hecho (África y cerca de Australia).
CGT en ningún momento se preocupó por los sin papeles en general. El caso es que varios grupos de desocupados sin papeles están aprovechando el espacio para tratar de lograr algo.
Se observa que los docentes y estudiantes de bachilleratos llevan protestas desde el mes de febrero de 2008. Si se les ocurriera defender los sin papeles, sería un regalón para estos, pero Francia es también la tierra del colonialismo más cerril…
Fuente: Frank Mintz