En la actualidad, la CGT está consiguiendo tener una presencia cada vez más fuerte en empresas de consultoría y desarrollo de software, pero ésta no es una lucha fácil, ya que el sector tiene unas características que, a pesar de la explotación sufrida por muchas/os de los trabajadores, es muy difícil movilizar a personas sin ninguna cultura sindical y que, demasiadas veces, tienen una percepción de sí mismas muy elitista, ya que en su gran mayoría no se consideran obreros al uso. A esto hay que añadir que las empresas emplean de manera constante una brutal represión para intentar impedir o entorpecer al máximo los procesos de elecciones sindicales, sea con la presión sobre las y los integrantes de las listas, despidos de los candidatos e incluso de secciones sindicales completas, y presentación de candidatos “amarillos”. Según un informe de CCOO sobre Elecciones Sindicales, el censo de trabajadores del sector que participan en éstas es del 46,40 %, por lo que más de la mitad de los trabajadores/as no tienen representantes que reivindiquen mejorar sus condiciones de trabajo.

En la actualidad, la CGT está consiguiendo tener una presencia cada vez más fuerte en empresas de consultoría y desarrollo de software, pero ésta no es una lucha fácil, ya que el sector tiene unas características que, a pesar de la explotación sufrida por muchas/os de los trabajadores, es muy difícil movilizar a personas sin ninguna cultura sindical y que, demasiadas veces, tienen una percepción de sí mismas muy elitista, ya que en su gran mayoría no se consideran obreros al uso. A esto hay que añadir que las empresas emplean de manera constante una brutal represión para intentar impedir o entorpecer al máximo los procesos de elecciones sindicales, sea con la presión sobre las y los integrantes de las listas, despidos de los candidatos e incluso de secciones sindicales completas, y presentación de candidatos “amarillos”. Según un informe de CCOO sobre Elecciones Sindicales, el censo de trabajadores del sector que participan en éstas es del 46,40 %, por lo que más de la mitad de los trabajadores/as no tienen representantes que reivindiquen mejorar sus condiciones de trabajo.

Al ser un sector donde se trabaja con nuevas tecnologías, se tiende a pensar que sus problemas son novedosos y muy diferentes al resto, cuando lo cierto es que son comunes a otros sectores y luchas. Para empezar, la subcontratación : muchas empresas reciben el calificativo de “cárnicas”, ya que se limitan a comerciar con sus empleados para subcontratarlos por horas en otras empresas. Como decían en un comunicado los “hackers” del Kernel Panic, las ETTs no están desapareciendo, se “maquillan” con apariencia de una empresa real y se especializan en determinados sectores productivos, como el de las TIC. Además de las subcontrataciones, en muchas empresas se han impulsado segregaciones y externalizaciones de servicios con el objetivo claro de recortar derechos laborales y económicos. CGT tiene que poner toda la carne en el asador para detener y denunciar estos procesos tan nocivos. Otra característica del sector es la descentralización : las y los trabajadores están dispersos en un elevado porcentaje por diversas oficinas, por lo que es sumamente difícil el acceso a estos compañeros. Es ejemplar el trabajo de los compañeros de CGT en Atos Origin y Coritel, que editan y distribuyen respectivamente “La Botica Sindical” y “El Picador”, dos vías de comunicación que se leen con mucha atención tanto por los trabajadores como por los directivos. El éxito de iniciativas como ésta es algo a tener muy en cuenta y a imitar en otras empresas.

Además de estas características comunes a otros sectores, el sector tiene algunas características propias que conviene resaltar. La enorme cantidad de horas extras sin remunerar que se realizan es una enorme lacra que hay que empezar a eliminar, y una vía con la que fácilmente se podría empezar la aproximación con las y los trabajadores en principio menos concienciados. Hay proyectos en los que se exceden con mucho el número de horas que legalmente tiene que realizar un trabajador, algo ilegal y fácilmente denunciable. Hay también una elevadísima rotación, y no es raro que se consigan subidas de sueldo a base de cambiar de empresa, las veces que haga falta, sin que nadie se plantee mejorar las condiciones en la empresa en la que ha sido explotado. Hay poca conciencia de clase, y conceptos como “Negociación Colectiva” suenan marcianos a las trabajadoras/es. La CGT debería ir sentando las bases para que, cada vez más, en el sector se perciban los conflictos y la explotación como algo colectivo a lo que se pueda dar respuesta y que no se caiga en el habitual “sálvese quien pueda”, que tanto beneficia a las empresas.

Para ir finalizando, quiero llamar la atención sobre dos “tentaciones” que operan en el sector y que, bajo la apariencia de ser beneficiosas, esconden muchos peligros. La primera es la “corporativa” : muchas voces claman por la creación de un Colegio de Informáticos para ayudar a regular el sector. Para quien escribe estas líneas, un “informático” es alguien que trabaja como tal, independientemente de su formación o título. Intentar acabar con los problemas del sector a base de corporativismo es bastante absurdo, pero muy extendido entre las y los Ingenieros Informáticos recién titulados o con menos experiencia, por lo que no es descabellado que pronto aparezcan sindicatos o iniciativas corporativistas abanderando propuestas de este tipo. Para acabar, muchas trabajadoras/es, al percibir los niveles de subcontratación y el poco salario que reciben en comparación con lo que la empresa factura por sus servicios, deciden dar el salto y ser su propio patrón. Por desgracia, en la mayoría de los casos estas iniciativas derivan en la autoexplotación, además de apuntalar un sistema perverso en el que muchas veces se tiran los precios para obtener proyectos, con el consiguiente perjuicio en trabajadores y salarios. La CGT tiene que implantarse empresa a empresa, concienciando, denunciando y movilizando, para empezar a dar la vuelta a la tortilla en un sector donde todavía parecen hegemónicos otros sindicatos. Es la hora de que CGT demuestre que se puede arrancar a la patronal mejoras sustanciales para todas las trabajadoras/es del sector.


Fuente: David García Aristegui