Mi contribución a este quinto aniversario de la infame invasión de Irak originada por Bush, ni es un conmemorativo periodístico a la paz por este conflicto holocaustito que aun continua, ni tampoco una critica literaria de “La Guerra Tri-Billonaria” de Bilmes y Stiglitz. Tiene muy poco que ver con la infamia del personaje que preside el poder devastador militar de EEUU, y su incompetente y amoral gobierno ; o con la tabulación económica de costos de guerra con fondos prestados por nuestros descendientes.
Pero si tiene que ver con un costo que los norteamericanos – la inmensa mayoría de la población adulta del país – no están dispuestos a reconocer, y menos enfrentar : que la aventura de Irak quizás empezase como un acto criminal de unos pocos, pero que se continua como una replicación criminal de los muchos… algo que al final terminará con el endurecimiento de las arterias compasivas que todavía fluyen en la nación, y una perdida total de conciencia y vergüenza nacional.
¿Por qué… por qué los estadounidenses han permitido que se endurezcan sus corazones, forrándolos y cauterizándolos con una barrera impenetrable a emociones, sentimientos y moralidad ? ¿Acaso en su falta de moderación materialista han perdido su sensibilidad a las necesidades de otros ? ¿O ni siquiera pueden ver el dolor y el sufrimiento de ese prójimo más allá de sus fronteras ? ¿Hemos llegado quizás a esa culminación de insensibilidad que permite la muerte cuando la vida es otra opción ?
Hace sesenta y dos años, sin aquel Adolfo Hitler a mano, que los Aliados buscaron justicia en Nuremberg acusando de crímenes a 24 individuos clave del Tercer Reich. Crímenes que incluían conspiración contra la paz ; y/o planear, iniciar o proseguir guerras de agresión ; y/o crímenes de guerra ; y/o crímenes contra la humanidad. Tras el juicio de estos individuos, 12 de ellos recibieron como condena ser ahorcados.
Hoy día, con la beligerancia en todo su apogeo, no solo en Irak sino en Afganistán, Palestina y Pakistán ; y con Bush vivito y coleando – inspirando terror global con su dedo en el botón nuclear… ¿Cómo es posible que ni la justicia del país o un tribunal internacional desafíe a este renegado y le eche mano junto a un par de docenas de individuos clave en su gobierno ?
¿Acaso estamos diciendo que Alfred Rosenberg, Hans Frank, Walter Funk, Ernest Kaltenbrunner, Wilhelm Keitel, Joachim von Ribbentrop, más otra docena y media de “declarados villanos”, estuviesen más predispuestos al crimen, quizás debido a algún gene teutón, que sus homólogos del Reich norteamericano ? Me refiero a : Dick Cheney, Paul Bremen, Alan Greenspan, George Tenet, Donald Rumsfeld, Colin Powell, Condoleezza Rice, Alberto Gonzales y otros personajes de la hermandad ultra-derechista del Pentágono que muchos avalarían con capacidad equivalente a aquella del liderazgo de la Schutzstaffel (la S.S. de los nazis).
Claro que los alemanes te dirán, y nos veríamos con dificultad contradiciendo su lógica de la aplicación de reglas diferentes, que todo tiene que ver con Siegerjustiz (“justicia del victorioso”). Y en este caso en particular, desde que el imperio sigue sin perder la guerra, o esté en peligro de que eso ocurra, no existe relevancia a contemplar el que estas personas puedan ser acusadas por un tribunal internacional. Por ahora, tan solo los norteamericanos tienen el derecho jurídico y ético de enjaular a su propio monstruo, algo que aparentemente no están dispuestos a hacer.
Así como sobrevivientes de la masacre de My Lai – hace cuarenta años, donde 504 niños, mujeres y ancianos fueron asesinados por una sección militar norteamericana – se reunieron hace tres días para evocar este triste crimen al cual nunca se hizo justicia, habrá otras evocaciones recordándonos los “mylais” en Irak. Desde Basora a Mosul hay ciudades y aldeas en esta cuna de la civilización que han visto, y siguen viendo, crímenes de guerra para los que no habrá justicia, tan solo castigo simbólico que no es sino una afrenta mas ; como los que se han cometido en Faluya, Haditha y la geografía personal de los que han sido victimas al evitable, y no inevitable como se nos dice, daño colateral, descartados como si fuesen siameses quirúrgicamente separados por las armas del invasor.
Cinco años… cinco años tras el capricho y la planificación de un bárbaro que dice hablar personalmente con Dios. Preguntémonos… ¿pudiera tal dios bendecir un país donde el corazón y la conciencia se han endurecido ? ¿Pudiera tal dios bendecir y proteger a una nacion falta de vergüenza y arrepentimiento ? ¿Ese mismo dios con quien Bush dice conversar ?
¿Se ha convertido Irak en el factor “sobrecalentamiento” que está causando la fusión moral y financiera de Estados Unidos ? Por el cariz que las cosas están tomando, ni mas ni menos, así es.
© 2008 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com
Iraq : Five Shameful Years without Shame
My contributory remembrance to this fifth anniversary of Bush’s infamous invasion of Iraq is neither a journalistic peace memorial to that holocaustic, still ongoing conflict ; nor is it a disguised book review of Bilmes’ and Stiglitz’ “The Three Trillion Dollar War.” It has little to do with the infamy of a man presiding over the annihilative power of the United States, and his incompetent, amoral administration ; or for that matter, with the cold economic tabulation of war costs made in unsustainable, borrowed greenbacks.
Instead, it has to do with a cost that Americans – an overwhelming majority of the adult population of this nation – are unwilling to acknowledge, much less face : that the Iraq adventurous fiasco may have started as a criminal act of a few, but it’s continuing as a criminal replication of the many… ultimately resulting in total hardening of the nation’s compassionate arteries, and a complete loss of conscience and national shame.
Why, why have Americans hardened their hearts, encrusted and cauterized them with an impenetrable wall to feelings, emotions and morality ? Have Americans in their self-indulgence for material things become so callous to the needs of others ? Or even to the pain and suffering of their fellow men, particularly those beyond America’s borders ? Have our people reached the culmination of insensitivity by permitting death when life is always an option at hand ?
Sixty-two years ago, with Adolph Hitler dead, the Allies tried to find justice in Nuremberg by putting on trial 24 key individuals from the Third Reich. These “dirty two-dozen” were indicted for crimes of conspiracy against peace ; and/or, planning, initiating and waging wars of aggression ; and/or war crimes ; and/or crimes against humanity. And at the end of the trial, half of them were condemned to hang.
Now, with belligerence in full regalia – not just in Iraq but Afghanistan, Palestine and Pakistan as well – and George W. Bush still alive, continuing to inspire fear around the globe with his finger on the nuclear button… why is it that neither US courts nor any international tribunal will dare take on this renegade and bring him, together with his administration’s own “dirty two-dozen,” to some type of criminal trial ?
Are we saying that Alfred Rosenberg, Hans Frank, Walter Funk, Ernest Kaltenbrunner, Wilhelm Keitel, Joachim von Ribbentrop, plus a dozen and a half others, were more criminally-prone, perhaps because of an ugly Teutonic gene, than today’s counterparts in America’s Reich ? You know : Dick Cheney, Paul Bremer, Alan Greenspan, George Tenet, Donald Rumsfeld, Colin Powell, Condoleezza Rice, Alberto Gonzales and other villains from the Pentagon-Neocon brotherhood who many will attest are capable of holding their own if matched against the detested leadership of the Schutzstaffel (SS).
Of course, Germans will tell you, and one would be hard-pressed to disagree with their logic citing the application of different rules, that it’s just a matter of Siegerjustiz (“victor’s justice”). And in this particular case, since the empire has not lost the war, nor is in any danger of so doing, that there is hardly any relevance to even contemplate the prospect of indictments by an international court. At least for now, only Americans have the ethical and juridical duty to take care of its own monster, a monster of their own creation… something which they appear unwilling to do.
Just as survivors of the four-decade old My Lai massacre were evoking three days ago that horrendous war crime in which 504 villagers (children, women and elderly) were assassinated by an American army platoon – a war crime incident for which justice was never rendered – there will be others evocations reminding us of Iraq’s “mylais”. From Basra to Mosul, there are cities and villages in this cradle of civilization that saw, and are seeing, war crimes perpetrated for which there won’t be justice done, and only token punishment given ; such as those committed in Fallujah, Haditha and the very personal geography of those fallen victim to the evitable, yet shown as inevitable, collateral damage, as if discarded Siamese twins surgically removed by the invader’s weapons.
Five years… five years past both whim and planning of a barbaric man of war who claims to talk to God. But let’s ask ourselves… could such god see fit to bless a country where heart and conscience have so hardened ? Could that god bless and protect a nation lacking in shame and repentance ? The same god that Bush claims he talks to ?
Has Iraq turned out to be the overheating factor causing America’s moral and financial meltdowns ? It’s looking more and more that way.
© 2008 Ben Tanosborn
www.tanosborn.com
Fuente: Ben Tanosborn