La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) inició ayer en As Pontes las labores de exhumación de la fosa en la que fueron enterrados un matrimonio y dos de sus cincos hijos, fusilados el 22 de agosto de 1936 en As Barosas. Hasta el cementerio de As Campeiras se acercaron los nietos y sobrinos de las víctimas y varios vecinos.
En los restos desenterrados se aprecian varios impactos de bala, señal que prácticamente certifica que los cuerpos hallados son los de Manuel Ramos Fernández, Juana Ferreiro Rodríguez, Manuel Ramos Ferreiro y José Ramos Ferreiro. El equipo de la ARMH, dirigidos por el arqueólogo Javier Ortiz, se han topado con dos cuerpos al principio de la fosa y dos al final. Esta disposición confirma el relato de lo sucedido en aquel trágico fusilamiento, que pervive en la memoria de familiares y vecinos. El 22 de agosto de 1936 la Falange asesinó en la puerta de su casa, en As Barosas, a Manuel Ramos y uno de sus cinco hijos, Manuel Ramos Ferreiro. Tras el fusilamiento la mujer, Juana Ferreiro y otro de los hijos, José Ramos Ferreiro, fueron trasladados al cementerio, donde les obligaron a cavar una fosa en la que también ellos serían enterrados tras su asesinato. Confirmando el relato de vecinos y familiares, dos de los cuerpos aparecieron en una caja, -el sepulturero los enterró en ella al día siguiente-. Los restos de la madre, identificada por el calzado, y uno de lo hijos se encontraban en contacto con la tierra y enfrentados a los restos del marido y el segundo hijo.
Testigos del fusilamiento
En As Pontes la historia de es-tos cuatro represaliados es conocida por los vecinos y se rumorea que, más que por motivos políticos, la causa de su fusilamiento fue un lío de faldas. También se cuenta que los falangistas arrastraron, atados a un carro, los cadáveres de Manuel Ramos y su hijo hasta el cementerio. El padre de Xosé Castro, Severino Castro, fue testigo directo de los hechos. Xosé lamenta ahora no haber grabado el relato de su padre. También fue testigo de lo sucedido su suegro. «Mi padre se salvó, pero estaba ayudando a curar las heridas de esta familia de As Barosas, porque la Guardia Civil ya había intentado apresarlos una horas antes. Ellos opusieron resistencia y hubo heridos. Entonces bajaron al pueblo a buscar ayuda y avisaron en O Barral a mi padre. Luego fue la matanza, pero mi padre logró escapar», recuerda Xosé Castro.
Manuel Ramos Fernández contaba en el momento de su muerte con 59 años, los mismos que su mujer. Había ocupado el cargo de teniente de alcalde durante el mandato del regidor agrarista del Concello de As Pontes José Vilaboy Pajón, que gobernó entre los meses de abril y mayo de 1931 y de junio de 1931 a mayo de 1936. Sus hijos José Ramos Ferreiro y Manuel Ramos Ferreiro tenían 28 y 25 años respectivamente cuando fueron fusilados.
El vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías, destaca la singularidad del caso, ya que en 1942 se abrió una causa judicial contra los 18 falangistas que cometieron el cuádruple asesinato. «No les pasó nada, pero los nombres y apellidos de estas personas quedaron para la posterioridad. El fiscal de-terminó que la familia asesinada era extremadamente peligrosa y los asesinos recibieron una gratificación por los servicios prestados a la Patria». El que se abra un sumario de este tipo sucede, según Macías, una vez de cada 1.000 y siempre por una causa excepcional, como el que la persona paseada tuviese algún tipo de influencia.
Se calcula que en España se han recuperado unos 900 cuerpos de un total de 90.000 fusilados por las tropas de Franco. As Pontes se ha sumado con esta exhumación a la labor de recuperar la memoria de sus episodios más dolorosos.
Fuente: NURIA RODRÍGUEZ/La Opinión de Acoruña