Como alternativa a tanta muerte, a tantos heridos, a tantos despidos y a tantos beneficios empresariales, podría ser la condición obrera, condición y concienciación.

Como alternativa a tanta muerte, a tantos heridos, a tantos despidos y a tantos beneficios empresariales, podría ser la condición obrera, condición y concienciación.

Ha muerto

Otro muerto mas, y otro, y otro y así hasta que la muerte en si deje de ser noticia como lo son, aunque nos cueste admitirlo, las muertes en Irak o Palestina, tal y como dentro de poco pueden serlo en Irán.

Esas imágenes tan generosamente servidas han dejado de ser denuncia y son tan repetitivas que muy pocos serian capaces de recordar si las de hoy forman parte de las “imágenes de archivo” o son tan reales como el comentarista pretende.

La guerra en Irak continúa llenando fosas con cientos de cuerpos destrozados en esa paz declarada y nunca materializada. Una paz obligada por la participación de miles de soldados y sacudida por cientos de bombas es, a la postre, tan irreal como los razonamientos que se emplearon para la declaración de la guerra, sus intereses en paz y en guerra continúan siendo tan reales como codiciados.

Un total de 15 muertos, según nos dicen, en Euskal Herria en lo que va de año es a la postre un número lo suficientemente considerable, también lo seria uno solo, como para que alguien ejerza por lo que cobra.

Los males presentes en la sociedad moderna donde la muerte en el trabajo es una realidad tan terrible como presumiblemente necesitan formulas nuevas donde la muerte en el tajo continúe siendo noticia por lo inusual de la misma.

La precariedad en el empleo y el primar del rendimiento laboral ha posibilitado un aumento en la sinestrabilidad que incluso los sindicatos parecen obviar.

Un buen seguro y el muerto al hoyo es a la postre la mejor de las terapias para atajar la realidad que denuncia nuestra falta de coraje.

Alguien dijo, ahora no recuerdo su nombre, que al ser preguntado por la alternativa a la bomba atómica respondió La Paz.

Como alternativa a tanta muerte, a tantos heridos, a tantos despidos y a tantos beneficios empresariales, podría ser la condición obrera, condición y concienciación.

Los sindicatos, en su gran mayoría, han dejado de ser esa alternativa y hoy comen golosos de las migajas del gran capital y ejercen de tarde en tarde y por separado detrás de una pancarta que dice “Ningún muerto mas en el trabajo” y comentan en su taberna preferida lo trabajador que era el muerto.

El gobierno de Felipe González posibilito un estado de deshecho, junto al incumplimiento de aquellos 800.000 puestos de trabajo, en el que los beneficios del Capital primaron sobre la socialización del trabajador y el trabajo.

El gobierno de José Maria Aznar enterró bajo muchas capas de tierra y leyes los derechos de los trabajadores y los deberes de los patrones.

El gobierno de José Luís Rodriguez tiene otras prioridades personales para dedicarle a estos muertos, verdadero terrorismo capitalista que nadie esta obligado a condenar para ser demócrata, unos minutos de su espíritu etéreo.

El Contrato de Primer Empleo, CPE, ahora contestado por jóvenes y sindicatos en el vecino estado francés o en nuestro Ipar Alde será a la postre un ensayo general para esa Europa Comunitaria cuya Constitución duerme mejores tiempos en su articulado cuya palabra mas generalizada es la de economía.

Y día tras día los muertos en el tajo van desplazando su accidente a las páginas centrales de los periódicos donde es tan difícil encontrarlas porque no venden y todos sabemos que la prioridad de un medio de comunicación es la venta de sus productos.

15 muertos en Euskal Herria y 72 en el Estado Español si estos fueran causa o efecto de xxx hacia tiempo que el artículo 55 de la Constitución había sido invocado.

Son muertos en el tajo y seguramente muchos de ellos por no aplicar el protocolo, triste palabra por cierto, de la seguridad laboral vigente y obligada para el desarrollo mas o menos seguro de su trabajo.

A esa noticia que cada día nos cuesta mas encontrar le faltara el colofón final que debería decir mas o menos. “Patrón condenado a xx años de cárcel por incumplimiento de la ley vigente con causa de muerte accidental”.

Los trabajadores deberíamos darlos de baja, romper los carnet sindicales incluso, de aquellos sindicatos que acuden tan prestos y sumisos al llamamiento del poder, empresarial o institucional, y solo manifiestan su condición cada 1 de mayo.

Un muero, dos muertos, tres muertos…. cuantos muertos son necesarios para que alguien decida hacer algo al respecto.

2006 abril 07
Intxaurrondo (Altza – Euskal Herria)


Par : Nebera (Intxaurrondo)



Fuente: Nebera