Hay noticias que huelan las esperanzas. Treinta años, treinta desde el fallecimiento del Dictador y todavía parece que los parlamentarios de este país no están maduros para asumir todas las tropelías que se cometieron en nombre de la Santa Cruzada. Todavía los luchadores y luchadoras por la libertad tienen que seguir pagando su osadía en sus tumbas repartidas por carreteras españolas, enterrados como ganado. Todavía no estamos en condiciones de reivindicar la dignidad de aquellas luchadoras y luchadores. Todavía no se ...

Hay noticias que huelan las esperanzas. Treinta años, treinta desde el fallecimiento del Dictador y todavía parece que los parlamentarios de este país no están maduros para asumir todas las tropelías que se cometieron en nombre de la Santa Cruzada. Todavía los luchadores y luchadoras por la libertad tienen que seguir pagando su osadía en sus tumbas repartidas por carreteras españolas, enterrados como ganado. Todavía no estamos en condiciones de reivindicar la dignidad de aquellas luchadoras y luchadores. Todavía no se …

Hay noticias que huelan las esperanzas. Treinta años, treinta desde el fallecimiento del Dictador y todavía parece que los parlamentarios de este país no están maduros para asumir todas las tropelías que se cometieron en nombre de la Santa Cruzada. Todavía los luchadores y luchadoras por la libertad tienen que seguir pagando su osadía en sus tumbas repartidas por carreteras españolas, enterrados como ganado. Todavía no estamos en condiciones de reivindicar la dignidad de aquellas luchadoras y luchadores. Todavía no se puede sentenciar, ni siquiera políticamente, que hubo ciudadanos y ciudadanas de este país, ejecutados por el simple hecho de defender la legalidad y las libertades, por defender sus sueños de que un mundo mejor era posible.

La derecha más rancia de este país, acartonada en el Partido Popular, no está preparada para asumir su negra historia ; pero desde luego nos resulta incomprensible e inasumible que La Moncloa, habitada por un gobierno socialista, vea su trabajo retrasado por motivos políticos y técnicos. Los técnicos serían más fáciles de explicar que los políticos, basados en comentarios de la oposición de que “esto no interesa a nadie, no hay que remover el pasado. Desde CGT nos parece vergonzante que el Gobierno frene una vez más esta ley que es tan necesaria como justa.

La sociedad española necesita, ahora más que nunca, que se reconozca la situación de indefensión y vilipendio a la que fueron sometidos durante todo el régimen franquista las verdaderas víctimas de la Guerra Civil, aquellos que lucharon a muerte por la “defensa de unos valores que hoy disfrutamos como sociedad democrática”. Este era, según afirmaba el gobierno, el objetivo inicial de la ley, restaurar la dignidad de aquellos que sufrieron cárcel, represión o muerte por parte del bando nacional. Los fascistas ya hicieron héroes a sus caídos construyendo monumentos en su honor que aún hoy ofenden la vista y el corazón de aquellos que sufrieron en sus carnes o en la de sus familias y amigos la represión de los nacionales. Hágase justicia de una vez por todas, todavía quedan luchadoras y luchadores que pueden verlo, o quizás esperamos a que nadie pueda sentirse resarcido moralmente y todo se convierta en una anécdota de la historia.

El PP exige situar en el mismo plano a los dos bandos, tratarlos de una manera equitativa. Desde CGT pensamos que urge dar a los caídos por la libertad un homenaje y un trato digno, cosa que aún no han tenido. Urge situar a los asesinos donde se merecen y a los vilipendiados devolverlos al lugar que se han ganado con su sangre en nuestra historia, reconocerles como los verdaderos héroes, como aquellos que sentaron las bases para la reconstrucción democrática tras el penoso tropezón fascista. Hay que reconocerlos como aquellos que, aún hoy, nos animan con su ejemplo a luchar contra desigualdades y a favor de una sociedad democrática.

No sirve hacer del valle de los caídos un parque temático de la república, ni quitar las estatuas del generalísimo a lomos de sus rocines cual quijote obeso. Lo que resulta eficaz es reconocer y remediar lo que por todos es ya sabido : el olvido en el que están sumidas las victimas que murieron por la democracia.

Es importante ser consciente de que reconocer lo obvio no es un ejercicio de inteligencia, sino una obligación de todo aquel que no es ciego. Hemos vivido muchos años bajo el yugo fascista y de su simbolismo. Hoy en día hay muchas imágenes franquistas a lo largo y ancho de la geografía española. Al igual que con los idiomas o con sectores de la sociedad desfavorecidos y marginados es necesario hacer una discriminación positiva, con la memoria de los represaliados también es indispensable. En aquel lugar donde ayer galopaba Franco, mañana deberían pasear todos aquellos que lucharon por un mundo mejor, olvidados de muchos libros de texto, manuales de historia y memoria de muchos profesores, historiadores y políticos

En estos manuales de historia y libros de texto, esos que se estudian en los centros oficiales del Estado, sigue viéndose la marca generada por la propaganda franquista. Aún hoy se intenta presentar a los anarcosindicalistas como delincuentes, agitadores, saboteadores y gente violenta sin razón. Algunos hemos tenido suerte de poder conocer a través de nuestros padres, amigos o experiencias propias la verdadera historia de España. Los que hemos tenido esa ventaja sabemos que había y hay razones contundentes para reivindicar el movimiento obrero libertario español, el más importante de toda nuestra historia. Este movimiento también se merece un hueco en esa recuperación de la memoria de España, la cual creemos urgente y muy necesaria.

Desde CGT esperamos que Maria Teresa Fernández de la Vega y todo el Ejecutivo sienta también la necesidad de que esta ley haga verdaderamente justicia y no sea un papel vacío con el que se intente, con talante, dejar a todos contentos.


Fuente: Roberto y Nicolás