Fue una mañana disputada la que se vivió ayer en la puerta del Parlament. Frío, lluvia y humedad. La sección sindical de CGT en IAR Ibérica gritaba, pitaba y restaba protagonismo a los vecinos del pasaje de Calafell, 10, quienes, según Óscar Puchol, eran los únicos ciudadanos del Carmel que se estaban manifestando ante la sede parlamentaria. Los unos, enarbolando la bandera rojinegra, se manifestaban para impedir el cierre de su empresa ; los otros, porque se han quedado sin piso o sin nada. Como la familia de Óscar.
Nadie debería ser pobre. Porque sólo los pobres perdemos el puesto de trabajo y la casa. Nadie debería restar protagonismo a la protesta del prójimo. Y nadie, tampoco, debería llegar en coche oficial hasta la misma puerta del Parlament en días amargos. La seguridad, sin duda, obliga, pero, en días amargos, ver cómo se apean algunas de sus señorías del coche oficial es una imagen que ofende al ojo sensible. Quizá sólo Montserrat Tura, la consellera de los guardias, supo acercarse a los vecinos del Carmel y hablar con ellos.
Mientras Joaquim Nadal hablaba de porosidades, asentamientos y de la perversidad del sistema, mientras tosía y bebía agua, a Maximiliano Baldero se le rompió el digno aguante y muchos temieron que su ya alterado corazón le diera un susto. Hubo nervios momentáneos, empujones con los guardias y uno de los vecinos del Carmel gritó pidiendo ayuda a los de la CGT. «Ayuda». Afortunadamente, se impuso la cordura y todo quedó en un segundo nervioso. Maximiliano Baldero es un hombre menudo y tocado con gorra, que, según contaban, lo ha perdido todo.
Alguna abogada, ayer, muy pendiente de las televisiones, parecía pretender crispar el ambiente. O eso le pareció a uno. Era la misma abogada que en el programa de Mònica Terribas tuvo un lapsus al hablar de «una oportunidad». Se supone que la suya o la de su gabinete, porque el digno Maximiliano Baldero —que lo ha perdido todo— ni quiere oportunidades ni ceses, sólo quiere justicia. Como el Carmel.
arturo san agustín
El Periodico
Els treballadors d’IAR protesten per l’imminent tancament de l’empresa
Un grup de treballadors d’IAR Ibérica a Montcada i Reixach es va manifestar ahir a la tarda pel centre de Barcelona per denunciar l’imminent tancament de l’empresa, que actualment es troba en situació de suspensió de pagaments. Més de 200 persones, segons la Guàrdia Urbana, van seguir la protesta. La marxa va sortir des de la plaça de la Universitat i va arribar fins al Parlament de Catalunya, on el conseller de Treball i Indústria, Josep Maria Rañé, va rebre cinc dels treballadors per negociar les condicions del tancament i la situació en què quedaran els 423 empleats. La CGT va convocar la marxa que va comptar amb el suport de la gran majoria dels treballadors de la multinacional.
diaridebarcelona