Un viejo buque pesquero, con 227 inmigrantes subsaharianos a bordo, ha sido localizado esta mañana anclado frente a las costas del sureste de Tenerife. Todos los ocupantes del barco, que sufre un «deterioro colosal», se encuentran a salvo, aunque 11 de ellos han tenido que ser hospitalizados con síntomas de hipotermia y por no haber ingerido alimentos en los últimos días, según ha indicado el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura. La policía busca a los dos patrones de la embarcación, de «raza blanca», que consiguieron huir en una zódiac.
Fuentes oficiales han informado a este periódico de que se trata de la mayor llegada de inmigrantes en una sola embarcación a las costas españolas. La Policía había recibido información de la llegada de esta embarcación y de otra, procedente de Cabo Verde, que se dirigía a España con otros 120 inmigrantes irregulares a bordo y que fue interceptada ayer en Guinea Conakry gracias a la investigación y el aviso a las autoridades de ese país. Los 227 inmigrantes han sido localizados en un barco que, en contra de los que se había informado previamente, no estaba a la deriva, sino que había sido anclado la pasada madrugada a 150 metros de la costa, frente al refugio pesquero de Tajao, al sureste de Tenerife.
Sus ocupantes han pedido auxilio a una embarcación de recreo, que los ha avistado hacia las ocho de la mañana y que a su vez ha dado aviso al 112. Un total de 103 inmigrantes han sido desembarcados allí para ser atendidos por la Cruz Roja. Los otros 124 han sido trasladados al puerto de Santa Cruz de Tenerife a bordo del buque Punta Salinas, de Salvamar, acompañados de personal sanitario y agentes de la Guardia Civil, según han indicado fuentes de la delegación del Gobierno. Una vez en tierra, 11 inmigrantes han requerido asistencia médica y han sido hospitalizados con graves síntomas de hipotermia ; el resto ha sido trasladado a una nave en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Los inmigrantes serán atendidos en centros de internamiento y, cuando se determine su nacionalidad, serán repatriados a sus países de origen.
La policía busca a los dos patrones huidos
El buque, de unos 20 metros de eslora, es un viejo pesquero similar a los utilizados en la antigua URSS, según ha explicado José Segura en rueda de prensa. El delegado del Gobierno ha señalado que se ignora el lugar de origen de este barco, pero ha estimado que ha ido recalando en diferentes puntos del África subsahariana en los que ha ido completando el pasaje de inmigrantes, que son de habla francófona y se cree que proceden de Costa de Marfil y Liberia. De hecho, algunos de los 227 inmigrantes han manifestado que llevaban un mes navegando antes de llegar la pasada madrugada a la costa, según ha revelado Segura.
En cuanto a los patrones de la embarcación, Interior ha informado de que se trata de dos personas de raza blanca que han huido en una zodiac, posteriormente hallada por la Guardia Civil en la costa de Tenerife, donde son buscados por los agentes. Se desconoce su nacionalidad. La Dirección General de la Policía ha señalado en un comunicado que se han reforzado los dispositivos policiales y de atención sanitaria en la isla, entre ellos la asistencia de especialistas e intérpretes, trasladados en helicóptero a la zona desde Las Palmas. El Ministerio del Interior señala que está prestando atención humanitaria y solidaria, en colaboración con Cruz Roja, para atender a aquellas personas que la precisen y que, en virtud de su situación, tengan que permanecer en España.
El barco apresado hoy es el quinto de estas características que llega a las costas españolas desde el año 2002. Tras conocerse su interceptación, el presidente de Coalición Canaria, Paulino Rivero, ha señalado que «es absolutamente intolerable que el Gobierno de España, primero el PP y ahora el PSOE, no se haya preocupado de poner en marcha el plan integral de seguridad que desde hace ocho años reclamamos», para evitar la llegada de embarcaciones como ésta. El secretario general del PP de Tenerife, Angel Llanos, ha vinculado la llegada a la isla de este barco al «efecto llamada» que ha producido la regularización de inmigrantes promovida por el Gobierno en el nuevo reglamento de la Ley de Extranjería.