Hace un año se presentó en esta ciudad lo que se llamó el acto de dejación de armas del grupo paramilitar BLOQUE CACIQUE NUTIBARA (BCN), en recinto cerrado, sin la participación de la sociedad y sobre el que se formularon importantes interrogantes que aún hoy, en su mayoría permanecen sin respuesta.

Hace un año se presentó en esta ciudad lo que se llamó el acto de dejación de armas del grupo paramilitar BLOQUE CACIQUE NUTIBARA (BCN), en recinto cerrado, sin la participación de la sociedad y sobre el que se formularon importantes interrogantes que aún hoy, en su mayoría permanecen sin respuesta.

Ha sido necesario que los propios paramilitares filtren las grabaciones sobre la discusión en la mesa de Ralito para confirmar lo que se dice a voces en esta ciudad : Muchos de los que allí estuvieron no son en realidad paramilitares sino personas recogidas, voluntaria o forzosamente, algunas horas antes del acto ; el narcotráfico controla esa estructura armada y el cese de ataques a la población no ha sido efectivo en ninguna parte del país.

Pero hay otras cosas no dichas con igual contundencia, aunque también son de dominio público : El BCN no existía antes de noviembre de 2001 y fue la denominación que asumió la organización paramilitar en Medellín luego del golpe al BLOQUE METRO ; el relevo en la estructura paramilitar fue esencialmente nominal y de algunos mandos, pues su base militar continuaron siendo las mismas bandas de delincuencia común que servían al METRO y el cambio de nombre es la principal estrategia utilizada para evadir la responsabilidad en graves crímenes.

En el Oriente Antioqueño, por ejemplo, los mismos paramilitares se han llamado BLOQUE METRO, BATALLAS DE SANTUARIO, CACIQUE NUTIBARA y HEROES DE GRANADA ; al tiempo que en el área metropolitana de Medellín aparecen como grupos anónimos, con el nombre de otros bloques o bajo la denominación de antiguas bandas de delincuencia común, a las que ahora quieren responsabilizar de la situación de inseguridad.

¿Cómo dar crédito a este proceso de reinserción cuando en las comunidades se ha intensificado el riguroso control paramilitar, se mantiene la impunidad sobre delitos atroces evidenciados con las denuncias y las fosas comunes halladas, madres angustiadas narran que sus hijos son reclutados forzosamente, se asesina a líderes de la comunidad, se incrementa la violencia sexual y la extorsión y no se ha materializado la devolución de sus viviendas a tantas familias despojadas ?

El tema parece más bien un asunto macabro, donde muchos desmovilizados no son paras y los verdaderos han alcanzado la legalidad al amparo de un proceso que hoy les permite circular libremente, mantener oficinas y logística a su servicio, ingerir en las organizaciones sociales y en la vida comunitaria, así como acceder a importantes recursos y oportunidades que aumentan su capacidad de control en los barrios más pobres de la ciudad.

En este esquema algunos han sido utilizados para el experimento : Personas con asuntos penales graves fueron presentadas sin contar con un instrumento jurídico para tratar su problema y un gran número de jóvenes fueron llevados bajo la ilusión de acceder a un empleo o a un cupo educativo, obtener documentos de identidad o recibir los beneficios socioeconómicos que se desprenden del acuerdo. Nada más peligroso en comunidades marginales que dar semejantes medios a una organización armada que, además de no haberse desmovilizado, continúa expandiendo su radio de acción en otras áreas de la ciudad.

Ésta es una realidad constatable, aunque algunas autoridades persistan en negarla : Los barrios populares y buena parte de la ciudad continúan bajo control paramilitar, la situación de pobreza se ha profundizado y ahora no se cuenta con la posibilidad de protesta social, la ausencia estatal y la prohibición de denuncia están cerrando la mordaza que deja sin esperanza a buena parte de la población. Aquí no se ha desparamilitarizado la ciudad.

CORPORACIÓN JURÍDICA LIBERTAD

Medellín, noviembre 25 de 2004


Par : MIGUEL