De vuelta al DF, estamos ahorita en el ecuador del viaje y ya llevamos en el morral unas cuantas aventuritas. Nuestro paso por Oaxaca fue especialmente emotivo tras conocer a la gente indígena organizada en el CIPO.
30 de octubre de 2004.
Compañer@s y amig@s :
Primero estuvimos en una comunidad en la sierra norte de Oaxaca en lucha contra una industria maderera que les asediada con la tala de árboles. Luego llegamos a Huatulco a ver como otra industria, la hotelera, ha desplazado a los pobladores de aquel lugar hasta extrarradios donde viven en chabolas. En San Isidro Aloapam, el lugar de la Sierra, estuvimos en casa de un militante del CIPO organización mayoritaria en la comunidad y que bajo los ideales del libertario Ricardo Flores Magón, rechaza las formaciones políticas en general y los líderes en particular. El caso es que los de la comunidad parecían pelearse por ser hospitalarios y en algunas ocasiones, para no parecer demasiado descorteses comimos dos veces en distintos lugares. Por lo que vimos, los zapotecos la etnia de aquella región, son muy afables y al contrario que otros indígenas del sureste mexicano, mucho más extrovertidos.
Aunque eso si, como indios que son mantienen muchas semejanzas con estos y diferencias con nosotros. Su simplicidad y globalidad para entender el mundo, su compromiso colectivo y su sentido del tiempo me han maravillado. Alguien nos dijo aquello de que cuando un indio fue a la ciudad y vio a la gente consultar con sus relojes sus hábitos, concluyó que los hombres en la ciudad tienen un aparato en la mano que les dice cuando tienen que hacer las cosas. Os contaré un ejemplo de nuestra llegada que explica bien el talante
indígena :
Llegamos a esa comunidad con una gente muy maja de Terrassa que iba a dar unos talleres y fuimos reunidos en el «ayuntamiento» del pueblo con las autoridades para hablar de nuestra visita e intenciones. Allí, los catalanes nos colocamos ocupando dos paredes perpendiculares de la sala y la comisión que nos recibía en las dos paredes opuestas. Como si en un ring de box estuviéramos solo quedaba libre el medio y alguien vino para colocar en este, una caja con 24 refrescos varios (la organización lucha contra el consumo de alcohol). Se abría entonces la reunión. Tras
tomar un refresco por capita el sector indígena empezó a hablar en zapoteco. Nosotros, en catalán, nos preguntábamos unas a otros que hacer y como sacar a colación nuestros intereses varios en aquel lugar. La situación se alargó minutos que para los zapotecos parecían segundos y para nosotros horas, hasta que alguien, concretamente uno de los que en Catalán hablaban, interrumpió en español y preguntó directamente por los talleres que allí se habían venido a dar. Tras la breve pregunta una respuesta breve : -mañana veremos ¿no ? Entonces, ¿para que estábamos allí ? pensamos los recién llegados. Seguramente solo estábamos allí conociéndonos. Sin una palabra en común, no eran necesarias, seguramente las presencias bastaban, esa era su bienvenida. Así nos decían podéis estar con nosotros, os acogemos en esta sala la más importante de la comunidad y nos tomamos unos refrescos para compartir vuestras presencias con nosotros los representantes de toda la comunidad. Como diciendo : ahora vosotros también sois parte de esta comunidad. Alguien salto al cuadrilátero dejando su pedacito de banco vacío, pregunto si podía tomar una foto, el permiso fue otorgado y la foto fue tomada.
Seguidamente y viéndose observado por todos los que le rodeaban dijo
enrojecido :
En Huatulco fue distinto, allí la Organización solo dispone de un local que ni siquiera legalmente le pertenece, donde malviven las 4 familias que la integran. El sitio debe medir unos 40 m2 en total y unos 5m2 donde vive cada familia compuesta por un matrimonio y una media de 4 hijos más la correspondiente cocina por unidad familiar. También hay un espacio común, donde están los lavaderos que se usa como lugar de reuniones de la organización y es donde dormimos Beatriz y yo. Mientras, a un par de Kilómetros del lugar que he descrito se alza el hotel Barceló y todos los demás que conforman la primera línea de mar de las principales bahías de Huatulco.
Inundando de lujo las playas donde pasean los turistas libremente y en las que a sus antiguos pobladores se les hace pagar un permiso para poder vender en ellas o incluso se les niega el acceso. Hoteles de 5 estrellas rodeados por alambres de espino gestionados por gentes que nunca han pisado Huatulco. Huatulqueño/as amontonados en casas de uralita en el sector H3 (el gobierno dividió la ciudad en letras, cada letra un precio, cada letra una escala social. Orden alfabético, orden de miseria. En el 1985 se dedico a emborrachar indígenas para que vendieran terrenos y los que no quisieron vender ya no existen). Compañeros, espero colgar pronto esas fotos para que ni ustedes ni otros se olviden de los olvidados, para que ustedes conozcan las familias que nos acogieron con dignidad rebelde, las familias que son golpeadas y encarceladas por ocupar un pedazo de tierra donde vivir, los que malviviendo entre chapa y pulgas mantienen su corazón unido. Los que recordando a Magón dicen : tenemos muchas manos y un solo corazón para combatir la injusticia.
Otra vez, desde la gran Tenochtitlán,
Salud, abrazos y besos.
Didak
«Mientras ellos contaban dólares yo
he gastado el tiempo contando las
estrellas. Yo quería hacer un
hombre de cada animal humano,
ellos más prácticos han hecho un
animal de cada hombre, y se han
hecho ellos mismos pastores del
rebaño. Sin embargo prefiero ser
un soñador que un hombre práctico».
Ricardo Flores Magón, epistolario
revolucionario e íntimo. Octubre 30 de 1920.
(notas de viaje enviadas por un compa de CGT de Barcelona )
Par : rrii