Se dice que, en la antigua Roma, los césares carecían de información real, porque vivían en un mundo imaginario, fabricado para ellos por los aduladores. Era inevitable : ¿Cómo no halagar los oídos de un ser tan poderoso como narcisista ? ¿Cómo no decirle que era muy amado por su pueblo ?
En otra escala —porque los tiempos son otros, no porque mejoren los césares— hemos presenciado cómo durante años los medios de comunicación recreaban la sociedad española : grandes logros económicos, prestigio internacional, disminución del paro, honradez y eficacia de los gestores… Músicas celestiales que regalaban los oídos del césar. ¿Para qué bajar a las penas cotidianas, los apuros a fin de mes, la guerra, la crisis de la unidad europea, los contratos «basura», el precio imposible de la vivienda, las catástrofes ecológicas ? El césar y su séquito transformaban petróleo en plastilina, hacían que la ONU dijera lo contrario de lo que había dicho o declaraban la inexistencia de una huelga a golpe de telediarios. Las encuestas preelectorales le concedían una holgada victoria. ¿Cómo podrían decir otra cosa ? Faltó anular los votos que no se ajustaran a las encuestas. A fin de cuentas, éstas son obra de expertos, mientras que los votantes son incultos y manipulables. Y así pasó : acertaron las encuestas, pero fallaron los votos.
El caso es que mi intención era hablar de la enseñanza ; un sector muy sensible al cambio de Gobierno. Se nos estaba vendiendo una reestructuración del sistema educativo desde hace tanto tiempo que casi habíamos olvidado que el único partido político que la apoyaba era el que ha perdido las elecciones. Durante años, el Gobierno y sus corifeos lanzaron sapos y culebras para desprestigiar el sistema educativo en vigor. Era la línea de adulación tan querida por el César, a quien le gustaba oír que había tomado el control de una Roma a punto de la debacle y la había situado a la cabeza del mundo. ¡Cómo se recreaban diciendo que los jóvenes actuales no saben nada, que no se les enseña nada en las escuelas, que no se esfuerzan porque se les regala el aprobado ! Pero ya verían cómo acabaría con esas generaciones de maleantes indocumentados : los nuevos jóvenes serían cultos, bien preparados, hasta —si me apuran— más guapos, como los de Operación Triunfo.
Nadie duda que había muchas cosas que mejorar. Pero la línea oficial de todas las novedades iba por derroteros ideológicos. Exhibían un rosario de tópicos que lindan con lo insolidario, el clasismo más rancio y hasta la xenofobia : los alumnos «malos» atascan a los «buenos, la indisciplina imposibilita dar clase, los equipos directivos no tienen autoridad, el profesorado está angustiado y frustrado porque no existe una promoción interna», los emigrantes son cada vez más… Todo ello para justificar medidas como la discriminación del alumnado desde los catorce años, el nombramiento de directores por la administración, o la resurrección del examen de reválida y el cuerpo de catedráticos ; pasando por la creación de una asignatura destinada a penalizar al alumnado que no cursa «Religión» y el aumento de la subvención a los colegios privados. Y a eso le llamaron… ¡calidad de la educación ! Dejémoslo en LOCE :
Cinco días antes de las elecciones, «Aspes» aparecía en los titulares de la prensa local. No aclaraban que se trata de un sindicato sin implantación ni representantes en Segovia. Ideología : gastronómicamente hablando, plato combinado de jamón «pata negra» con aceite de ricino. El Ministerio lo había utilizado como referente en ocasiones anteriores por su tendencia a jalear la línea de la LOCE. Y esta vez, como de costumbre, exhibían una más de las encuestas prediseñadas, cuyos resultados confirmaban, como debe ser, las tesis del gobierno. Claro que, por entonces, se daba por sentado que habría continuidad. A toro pasado : ¿Para qué sirve semejante encuesta prefabricada ahora ?
Unas pocas semanas han sido suficientes ara mirar las cosas de otra manera. El próximo Gobierno se manifestó contra la mayoría de los hitos de la LOCE. Por si acaso no nos haremos demasiadas ilusiones : antes o después, chocarán sindicatos y Gobierno y, en algún momento, habrá huelgas de estudiantes o profesores. Para cuando eso ocurra, esperamos que la reacción del ministro no se limite a insultar por televisión. Era una fea costumbre de cesar y sus corifeos. En el pecado llevaron la penitencia. Y esperemos que, cumpliendo las tradiciones, Roma no pague traidores.
Eso sí, sean cual sean las esperanzas que unos u otros se hagan, con excepción de los sindicatos de alta cuna, comprenderán que pocos lamentemos que el césar abandone Roma. Váyase en buena hora y consuélese, como Nerón, pensando qué gran artista pierde el mundo.
(*) Delegado de CGT en la Junta de Personal de Educación