El presidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga ha asegurado que la condena por abusos sexuales de un alcalde del PP de A Coruña a una menor de 16 años no es motivo suficiente para actuar de forma disciplinaria de manera inmediata por parte del Partido Popular. El alcalde de Toques, Jesús Ares Vázquez, besó y tocó el pecho a la hija de un amigo después de ofrecerse a llevarla a casa en su coche. Manuel Fraga no descarta, incluso, que el alcalde condenado pudiera volver a presentarse como candidato. Si no lo hiciera, según Fraga, sería únicamente por su edad, 71 años.

El presidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga ha asegurado que la condena por abusos sexuales de un alcalde del PP de A Coruña a una menor de 16 años no es motivo suficiente para actuar de forma disciplinaria de manera inmediata por parte del Partido Popular. El alcalde de Toques, Jesús Ares Vázquez, besó y tocó el pecho a la hija de un amigo después de ofrecerse a llevarla a casa en su coche. Manuel Fraga no descarta, incluso, que el alcalde condenado pudiera volver a presentarse como candidato. Si no lo hiciera, según Fraga, sería únicamente por su edad, 71 años.

Hasta el momento, la única medida que la Xunta ha puesto en marcha tras conocerse la condena ha sido pedir al conselleiro de Justicia que estudie el asunto.

AMIGO DEL PADRE DE LA MEN0R

La sentencia del juez obliga al alcalde a indemnizar con 6.000 euros a la víctima, Sandra María C.B., por los daños morales que sufrió como consecuencia del estado de nerviosismo que le causaron estos hechos.

Lo sucedido se remonta a enero de 2001, según consta en el auto judicial, cuando el imputado, amigo y compañero de partido del padre, se encontró con la joven en el pueblo y le dijo que si le acercaba a su casa en coche.

Durante el viaje, el alcalde de Toques besó y tocó el pecho a la víctima, pese a que ésta le pidió que la dejara en paz. A continuación, ambos se encontraron con el padre de la joven y se fue con él a casa, donde contó lo que le había pasado.

En la vista oral, el perito que testificó, a instancias de la defensa, dijo que, aunque no podía afirmar a ciencia cierta la certeza del relato de Sandra, su impresión personal fue la de que ésta en todo momento fue «sincera y espontánea» y que su relato era fluido.

En esta línea se pronunció el médico que la atendió un día después, a petición de los padres, al señalar que la joven tenía un fuerte trastorno nervioso, una situación muy habitual después de sufrir una agresión sexual.