Las movilizaciones que se están produciendo en Marruecos desde el 20
de febrero, han obligado a la monarquía alauita a mover ficha. El nuevo
llamamiento general para el 20 de marzo, la continuidad de las
manifestaciones por todo Marruecos, a pesar de la brutal represión, ha
obligado al rey a maniobrar para desactivar el movimiento con su
discurso y sus promesas “reales”.
La represión se ha cobrado ya 6 muertos, centenares de heridos y
de presos, ocupación policial e incluso militar de determinadas zonas y
pueblos y continuas prohibiciones de manifestaciones en numerosas
ciudades.