portada01, Social, Constitución UE · 28.01.2005
Esta mañana mi madre me ha dicho que me lea la Constitución europea. Decía
que si no está informada no piensa votar en el referéndum de febrero. Yo le
respondí que según los políticos basta con leerse las primeras cien páginas
que son las importantes. El resultado es que me ha encargado que me las lea
yo, y le haga un resumen. Y así ha quedado.
Nada más empezar me encuentro con que no es una Constitución. En el título
pone “tratado por el que se instituye una Constitución para Europa”. Es un
tratado, o sea, un acuerdo firmado entre los gobiernos de varios países. Y
esos países acuerdan -ellos- una Constitución para Europa. En mis libros de
historia a esto, a los textos elaborados por los poderosos y entregados al
pueblo para que los obedezcan, se le llamaba “Carta otorgada”. No puede ser,
me habré equivocado. Antes de leerlo al detalle busco y rebusco por el texto
cualquier alusión al “pueblo europeo”. O a la soberanía popular. En fin,
cualquier alusión que permita pensar que esta es la carta magna que se da un
pueblo para constituirse políticamente como sociedad. No aparecen. Esto no
es una Constitución. Desilusión inicial.