Trabajo en el Servicio Navarro de Salud, pedí un permiso sin sueldo para el mes de abril, el segundo que pido, lo hago por razones de reparto del trabajo, buscando que una persona en paro trabaje en mi lugar ese mes. No es exactamente esa mi idea de lo que debiera ser el reparto del trabajo, pero es la que me es accesible.

Sin embargo, la sustitución que se me concedió fue de 16 días a 7 horas diarias o la de 18 días a 6 horas, de forma que mi sustitución tenga coste cero, teniendo en cuenta que a mi se me sigue cotizando la seguridad social durante ese periodo; no sé cómo lo hacen, si cortando su cotización de fin de semana o reduciendo el precio hora.

Aunque esa sustitución me parece injusta y merma el fin perseguido de reparto de trabajo, mantuve la solicitud de permiso, ya que esa era la opinión de las personas que me sustituyen habitualmente.

Sin embargo, la sustitución que se me concedió fue de 16 días a 7 horas diarias o la de 18 días a 6 horas, de forma que mi sustitución tenga coste cero, teniendo en cuenta que a mi se me sigue cotizando la seguridad social durante ese periodo; no sé cómo lo hacen, si cortando su cotización de fin de semana o reduciendo el precio hora.

Aunque esa sustitución me parece injusta y merma el fin perseguido de reparto de trabajo, mantuve la solicitud de permiso, ya que esa era la opinión de las personas que me sustituyen habitualmente.

Yo no tengo problemas para que mi permiso sin sueldo sea sin cotizar a la seguridad social. Me parecería lógico que si no trabajo no cotizo y que nadie tiene que estar pagándome la cotización y perdiéndola ella. Si me la pagase mi empresa (la administración en este caso) como contribución suya a disminuir el paro, me parecería bien, pero que me la pague quien va a hacer mi sustitución y que está en situación peor que la mía, me sabe a cuerno quemado.

Me parece mal también la tendencia de nuestras gobernantes para legislar y decidir siempre en contra de la parte más frágil, el personal eventual en este caso, el que menos tiene, el que está en peor posición para protestar, el que está más necesitado de coger cualquier cosa que le den. Me parece muy miserable.

Igualmente me parece mal la actitud de las jefaturas más próximas: reciben órdenes y las aplican, alcanzan el coste cero, pero ¿a costa de quién?, ¿se dan cuenta siquiera de lo que están haciendo y de a quién están quitando? ¿Merece la pena acceder a un cargo de gestión cuyo contenido es gestionar recortes?

Supongo que cuando pasaron de su puesto de trabajo a la jefatura que ahora ocupan tuvieron un incremento en sus retribuciones, y supongo que no dejaron de cotizarse los festivos y fines de semana o tomaron alguna otra medida para alcanzar el coste cero.

Vivimos en una sociedad en la que se establecen cada día mayores desigualdades: mayor concentración de la riqueza y mayor extensión de la pobreza. Convivimos con la existencia de cinco millones y medio de personas en paro, muchísimas de ellas sin ningún ingreso. Esa altísima tasa de paro es una palanca que impulsa la precariedad, el deterioro de todas las condiciones laborales y la aparición de infratrabajos que no sirven para afrontar las necesidades básicas…, situaciones que nos están afectando en entornos cada vez más próximos de amigos y familiares. Y, sin embargo, seguimos mirando para otro lado y pensando cada quien en “lo suyo”: mis jefes en alcanzar el coste cero y cada uno de nosotros en tratar de salvar como sea nuestro estatus. Son actitudes de sometimiento que tienen un efecto consolidador y propagador de esa situación.

Ya sé que diariamente se producen muchos actos individuales de generosidad, de bondad, de preocupación por otros…, pero colectivamente somos, o nos comportamos como, una sociedad enferma, atrapada por el miedo y por el individualismo. ¿Qué nos está pasando para que nos dé absolutamente igual lo que les pase a los demás?

Txema Berro


Fuente: Txema Berro