
Con un comedor de aforo insuficiente y un vestuario minúsculo, sin ventanas al exterior, en los que no es posible mantener las distancias de seguridad recomendadas, la empresa descarga toda la responsabilidad, sobre la prevención ante la COVID, en los trabajadores.
Ante esto, nuestra dirección habla de suerte y amenaza con sancionar a los trabajadores que puedan haber estado en contacto con compañeros que se hayan contagiado fuera del taller, estando obligados a cumplir la cuarentena de diez días, según el protocolo siendo esto lo único que les importa.
Las amenazas pueden provocar la ocultación de contactos, pudiendo originar nuevos contagios.
Este Comité ha puesto sobre la mesa gran número de propuestas desde el inicio de la pandemia, pidiendo adoptar, en estos momentos, algunas que ya dieron buenos resultados, no admitiendo la empresa ninguna. En esta tercera ola, peor que la primera, hemos intentado dialogar de nuevo, proponiendo otras nuevas medidas como, controles de temperatura y test masivos, como ya se realizan en muchas empresas, sin que nuestra empresa admita ninguna de ellas.
Es evidente que la empresa antepone el negocio a la seguridad, sin más, imponiendo a los trabajadores su criterio sin ningún reparo.
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