La semana pasada nos decía un compañero de la provincia de Sevilla que las aulas de su instituto estaban ya dispuestas para el inicio de curso con 30 mesas y 30 sillas. Se da la circunstancia de que en ese mismo centro la semana anterior se habían celebrado las pruebas de la EBAU y solo había 9 personas por clase. ¿Por arte de magia, el peligro ha desaparecido? Eso deben de pensar en la Consejería con su habitual rigor.

Como piojo en costura

Es raro el curso en que no recibimos o distribuimos (según sea nuestro rol de madres, padres o docentes) una comunicación de este tipo:

Se han detectado casos de pediculosis en el centro. Revisen la cabeza de su hija/o. En el supuesto de que tengan, actúen en consecuencia, debiendo permanecer en casa hasta que desaparezca.

Como piojo en costura

Es raro el curso en que no recibimos o distribuimos (según sea nuestro rol de madres, padres o docentes) una comunicación de este tipo:

Se han detectado casos de pediculosis en el centro. Revisen la cabeza de su hija/o. En el supuesto de que tengan, actúen en consecuencia, debiendo permanecer en casa hasta que desaparezca.

Este septiembre no se trata de piojos, con los que llevamos años batallando, aunque el alumnado vaya a estar como piojo en costura con unas ratios irracionales en tiempos de prepandemia y ahora del todo suicidas. Se trata de algo más peligroso. Familias, esto no se quita con una buena provisión de vinagre, productos milagrosos y liendreras.

El Real Decreto 132/2010, de 12 de febrero, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan las enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria y la educación secundaria estipula que las aulas deben disponer (en una situación normal, sin necesidad de distanciamiento personal) de un mínimo de 2 metros cuadrados por puesto escolar en Infantil (Artículo 6.1.a) y de 1,5 metros cuadrados en Primaria y Secundaria (Artículo 10.a).

Si hacemos los cálculos para grupos que cumplen escrupulosamente la ratio, nos quedaría, sin arañar un centímetro y contando con docentes incorpóreos y/o capaces de levitar: una clase de Bachillerato de 35 estudiantes en un aula de 52,5 m2; una de Secundaria de 30 con 45 m2; una de Primaria de 25 con 37,5 m2; y una de Infantil de 25 con 50 m2. Si pretendemos guardar la distancia de 2 metros que marcan las pautas sanitarias, cabrían en las diferentes aulas: 13, 11, 9 y 12 alumnos. La capacidad se reduce entre el 50 y el 66% aproximadamente. Está claro que si no se multiplican x2 o x3 docentes y espacios el riesgo es mayúsculo.

No juego a la lotería

Pero raro es que un familiar, amistades o colegas del trabajo no compartan conmigo una participación de un número en navidades. Aunque no quieras, acabas jugando; a veces, sin saberlo. Pues en esas estamos.


Fuente: CGT-FASE